U-31

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Los días como era natural pasaron uno a uno, ante su jade mirada la híbrida había mejorado de una manera impresionante con el poco "entrenamiento" que en esos días habían tenido, de igual manera y de cierta forma desconocido para ella ésto le ayudaba a poder acostumbrar su cuerpo a esa extraña sensación que lo inundaba y molestaba, cosa que sorpresivamente era más complicado de lo que parecía. En ése momento él observaba detenidamente a la demonio que como todos los días y antes de su "entrenamiento" limpiaba cada rincón de ése viejo templo, con un paño húmedo y agua especialmente preparada para poder limpiar la antigua madera mientras que vestía con su chihaya ya típico, vestuario que a su vista se le veía cada vez mejor, completamente aburrido y sin tener otra cosa más que hacer, por el momento, busco y tomó la escoba que muchas veces había visto que ella usaba, al regresar comenzó a barrer el patio principal de las cientos de hojas secas que caían de los árboles que rodeaban por completo el complejo, de un momento a otro solo el viento y el frotar de la escoba en contra del piso fue lo único capaz de escucharse en ese silencioso lugar. Los minutos transcurrieron mientras que esté pensaba y a momentos miraba el oscuro cielo que se encontraba a punto de amanecer, en ese momento cientos de diferentes ideas invadieron su mente, cada una de ellas más alocada y cierta a la anterior pero todas referentes a un solo tema, su estadía ahí, tenía claro que el tiempo seguía su cursó, eso era natural, estaba consciente de ello pero lo que lo frustraba era que seguía igual de pérdido en un mundo que realmente no conocía, siendo vigilado y amenazado por personas a las que estaba seguro no les había hecho nada, nada en definitiva, nada había cambiado desde que llegó, además tenía que ocultar su magia de la cual estaba completamente orgulloso y eso era lo que más odiaba, resignado a no poder encontrar un final a sus pensamientos y después de unos minutos de terminar su actividad y al estar conforme con lo que había hecho quemó el montón de hojas que había reunido, dándose cuánta de que eso lo pudo haber hecho desde un inició y así haber evitado todos esos pensamientos, dando un suspiro de cansancio, camino de regreso al pequeño almacén para dejar la escoba de donde la había tomado mientras la balanceaba de un lado a otro intentando distraerse, algo le ocurría, normalmente no pensaba demasiado las cosas ¿Porqué había iniciando ahora?, Bueno siendo sincero era tonto en muchos sentidos pero sabia la respuesta el extraño hombre del bosque. Sin percatarse siguió su caminó hasta su destinó y sólo se percató de haber llegado al ver la gruesa puerta de madera abierta encontrando en sus adentros a la doncella que parecía estar concentrada en querer bajar una caja que se encontraba en la parte más alta de un estante, ante ésto el mago sin mediar palabra y en completo silencio se le acercó hasta estar detrás y la tomó por su cintura con la única intención de levantarla para así ayudarla pero sólo provocó que ella saltará al sentir sus cálidas manos sobré su cuerpo.

- Natsu, no me des esos sustos! - gritó ella intentando parecer enojada sin embargo una pizca de gracia y una sonrisa de diversión se había formado en su rostro al ver al chico de peló rosa detrás de ella, fue en ese momento que él se percató de una cosa, algo bueno tenía haber terminado en ése lugar y aún tenía esa razón sujeta por la cintura, con una sonrisa una vez más la alzó hasta sostenerla lo suficientemente cerca de la caja que segundos atrás quería para tomarla entre sus manos, ella simplemente comenzó a reír mientras disfrutaba del cálido toque que él le brindaba y de lo que para ella eran dulces acciones. - Gracias - dijo ella al ya estar con los pies en la tierra, lentamente y con la caja entre sus manos dio media vuelta para poder mirar su masculino rostro que como era costumbre se encontraba adornado con una sonrisa pero... por alguna razon está le parecia diferente, era acompañada por un ligero sonrojó y emitía una extraña pero muy placentera sensación de cariño que misteriosamente simplemente sabia que era dirigida a ella.

- que tienes ahí? - preguntó Natsu sacándola de sus pensamientos mientras que lentamente tomaba la caja de las manos de ella notando que está estaba sellada con extraños papeles con diferentes dibujos.

- Son adornos nuevos para el templo - contestó ella agradecida por la ayuda mientras que salían y cerraban el polvoriento edificio, siendo recibidos por los primeros y cálidos rayos del sol de esa mañana.

- que harás con ellos? - preguntó él al momento de comenzar su caminó de regreso al edificio principal.

- cambiaré los desgastados y rotos por nuevos - contestó ella, disfrutando de la calidad del Sol y de la vista que en eso pocos minutos había.

- te ayudare - finalizó él mirando por el complejo viendo si podía encontrar alguno roto.

- mmm... Esta bien, no creó que pase algo pero ahora no es posible hay que preparar todo para ritual -

- ritual? - interrumpió él.

- si, no podemos cambiar los adornos así por qué sí, eso molestaría al dios de la montaña -

- y que hay que hacer? -

- extender los adornos por dos días y dos noches al aire libre permitiendo que la luz del sol y de la luna bañen con su luz los adornos, después purificar el cuerpo y el alma de quienes realizen el cambió -

- y como se hace eso? -

- hay distintas maneras y cada una de ellas tiene un por que, por ejemplo una de las más usadas es el agua que permite lavar los errores y el alma de la personas dejando fluir la energía que la tierra nos brinda, otro es por medio del fuego, es el más peligroso y a la vez el más poderoso, quema los pecados y permite que el ciclo de la vida continúe -

- no entiendo -

- es sencillo, por ejemplo si quemas las ramas secas de un árbol las cenizas le podrían servir como vitaminas, es un pequeño ciclo, otro ejemplo - dijo ella al ver qué seguía sin entender- mmm... el ejemplo somos nosotros cuando morimos, el alma, nuestra alma, la energía que nos hace ser quien somos, es liberada al momento de morir y el cuerpo solo se queda como un contenedor vacío depende de cómo lo veas puede ser un rama seca que puede volver al suelo, es por eso que nosotros quemaremos los antiguos adornos, de esa forma lograremos purificar la energía que se reunió por años y regresaremos esa energía hacia la tierra liberando la de su prisión, hay mucha más razones pero eso sería de la forma más básica y banal de explicar - concluyó ella notando que Natsu en ningún momento había despegado su atención de ella y eso sinceramente le agradaba.

- Eres sorprendente, quien te ha enseñado todo eso? - preguntó entusiasmado pero la sonrisa que ell tenía en su rostro al explicarle todo desapareció al ver cómo la expresión de ella cambió en cuestión de segundos. - he dicho algo malo? - preguntó él preocupado dejando la caja a un lado de donde sin notarlo se habían quedado parados.

- no... Solo... Quieres algo especial para desayunar?- preguntó ella intentando cambiar el tema, algo de lo cual él se percató.

- no... nada en especial, lo que sea está bien - contestó y sin más la vió entrar apresuradamente a su hogar dejándolo desconcertado y ciertamente preocupado, después de unos minutos en los cuales el había permanecido indeciso de si entrar o no, tomó una vez más el recipiente de cartón y entro con calma buscándola por los pasillos con la mirada. - estás bien? - preguntó al verla sentada enfrente de un pequeño marco de cristal y con algo entré sus manos.

- perdón por preocuparte... Es solo que... -

- no importa... - interrumpió el acercándose a dónde ella estaba - Quién es ella?, Se parece mucho a ti - preguntó él suavemente mirando detenidamente una fotografía que ella tenía entre sus manos.

- Es quien me enseñó todo lo que se... Es mi madre -

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