veinticuatro

4.1K 273 24
                                    

XXIV: " l a  o t r a  c a r a "

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

XXIV: " l a o t r a c a r a "

Volví después del día libre y mi mañana fue tranquila, también sola ya qué Ana no estaba porque tenía libre el día e iba a venir para las dos de la tarde, que era una reunión de los trabajadores del club, más la organización para quién iba a cubrir la ida de la final de la copa.

Terminé y como siempre fui a la cafetería, como había terminado mi hora, no iba volver a mi departamento, por lo que iba a esperar en el club, ya que solo era una hora.

Pedí un agua saborizada y fui a sentarme en unas de las mesas de la cafetería.

Estuve como diez minutos cuando entre ojos vi como se acercaba alguien.

-Hola. -saludo despacio, observo y era Nicolás.

Me saco un sonrisa ya qué se puso de cunclillas, supongo que para que la mesa lo tape.

-Hola, ¿que haces? -le pregunto y me río.

Apoyó mi cara en la palma de mi mano mirándolo mejor.

-Vine a verte, un ratito... -susurró y observa a la entrada, supongo para ver que nadie se acerque-. Mañana concentró.

Asentí y abri mi botella.

-Hoy estoy solo y yo te debo algo. -susurra y mi sonrisa se ensancha-. ¿Queres venirte para mi depa a la noche? Podemos pasar la noche juntos.

No podía mentir, mi corazón se aceleró.

Sentía felicidad con sola esa propuesta, asentí.

Tagliafico sonrió.

-Bueno, te hablo ahora y vemos. ¿Si? Yo me voy porque vamos almorzar con los chicos. Pero en la noche estábamos juntos Agos, te prometo.

-Dale. -le digo y sonrío.

Me moría por comerle la boca ahí pero era imposible, el se me quedo mirando unos segundos más hasta que se levantó y se fue.

Al rato, entraron la mayoría del equipo, que ya habían terminado de entrenar. Y Fabricio vino literalmente corriendo, hablamos un poco y le conté que tenía que quedarme una hora para esperar a la reunión o al menos hasta que venga Ana, como es Bustos empezó a decir que se quedaría conmigo le dije que no mil veces, hasta que pegó un grito y me quise matar.

-¡Che, chicos! -levantó la voz a lo que estaban en la barra, ellos se giraron-. ¿Nos quedamos a hacerle el aguante a Agostina?

Segunda | Nicolás Tagliafico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora