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XXVIII: “ t o d o s l o s a b e n ”
Para ser los primeros días de diciembre yo no estaba pensando en las fiestas o en lo típico que era antes de emocionarme por ver que me compraría de ropa para usarla, sabía que este año sería diferente, que tal vez me tocaría pasar navidad y año nuevo sola en el departamento.
Y eso me tenía algo triste, capaz por eso trataba de ser más llegado con los jugadores, me sentía sin familia de sangre, pero ellos ya lo eran. No sé si era el hecho de que ellos ni bien terminaran la temporada se irían cada uno a diferente destino para sus vacaciones o qué, pero últimamente, ocupaban mucho mi departamento, contando que ahora lo estaba haciendo y al parecer estaban re tranquilos sabiendo que en dos días debían viajar a Brasil para jugar la final.
Leandro estaba completamente tirado en mi sofá largo, Barco como lo gede que es se le sentó encima de sus piernas porque Fernández no se quería correr. Del otro lado, Martin y Maxi charlaban tranquilo, mientras que conmigo estaba Bustos, hablándome pero lo noté, no como antes parecía más recatado y no tenía idea el por qué y Alan volvía de la cocina con hielo para su gaseosa.
Empezaba adorar estas noches porque simplemente venían y tomaban algo fresco para calmar este calor horrible, incluso me habían dicho que antes de mi ni siquiera se juntaban tanto así como ahora. Y para mi se hizo costumbre esta última semana, aunque admito que se me complicaba decirles que no, cuando Nicolás venía a verme y no sabía que excusa inventar, porque ellos sabían perfectamente que en Avellaneda no tenía familia o amigos.
—Che... ¿Si salimos hoy? —me distrajo la pregunta de Martin, haciendo que los chicos lo miren.
—Podría ser eh —le siguió Barco.
—¿Vos decís? —Leandro desde el sofá acostado los miró y volvió a pensar—. Me estas acalambrando los pies, sali de acá.
Barco ni siquiera le hizo caso.
—Esta linda la noche. —acotó Alan y yo fruncí mi ceño.
Maxi no había dicho nada y eso que estaba en frente mío, justo a lado de Benítez, y Bustos solo asentía.
—Che... —empece a hablar y me miraron todos—. ¿Ustedes son o se hacen? Viajan pasado mañana. ¿Son tarados?
—¡Ciertooooo! Mala mía, gracias gor, me olvide. —se río de si mismo Martin.
—Organizamos para cuando volvemos. —propuso Fabri a mi lado.
—Si no perdemos... —dijo Maxi jugando con su celular.
Les deje hablando porque fui a la cocina por agua fresca, la mayoría de las veces ellos compraban coca y a mi no me gustaba, me hinchaba horrible.
