cuarenta y uno

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XLI: “ r e e n c u e n t r o ”


—Tu mamá va a estar bien, Agos. —trata de calmarme Maxi.

No podía pensar en otra cosa que sea verla y que este bien. Agradecía que Maxi se levanto sin ningún reproche con la idea de buscarla, y ya faltaba poco para llegar a la cuadra de la cancha.

—Espero... —suspiro rogando porque sea así.

—¿Como se llamaba? Siempre me hablaste pero nunca me dijiste como se llama. —pregunta curioso Maxi.

—¡Es ella! —interrumpí viéndola en la esquina—. Perdón... Le gustan más que la llamen por su segundo nombre, María.

Maxi sonríe para estacionar el auto y antes de que apague el auto yo me bajo.

—¡Ma! —grito sin importame estar en la calle.

Ella se gira a verme y veo su sonrisa. Estaba bien, la abrazo fuerte.

Lo que necesita de su abrazo.

No puedo evitar algunos sollozos en su hombro y mi mamá me dice que no es para tanto. Pero yo me pregunto ¿Ella no se dará cuenta que estuvimos medio año lejos?

—¿Como estas? ¿Que paso? ¿Por que no avisaste antes? —la taladro con preguntas y ella se ríe.

—Bien Tina, calmada, estoy bien... Perdón solo quería darle una sorpresa a mi hija. —me sonríe y mis miedos y las peores imágenes se van.

La abrazo de nuevo y la remuevo y ella se rie.

—¡Te extrañe mucho, de acá no te vas más! —atino a decir y ella se ríe.

Dios, cuanto había extrañado a esta mujer.

Me separo y me doy cuenta que me había olvidado por un momento de Maxi, así que me alejo y dejo que pueda verlo.

—Ma, él es Maxi... —lo presentó y mis palabras quedan el aire sin saber que decir bien, entonces él amable se acerca y saluda a mi mama con dos besos—. Un amigo...

Sí, lo presento así.

Mama parece estar chocha aunque noto esa mirada que le da a Maxi, examinandolo.

—Juega en el club. —aporto, pero al parecer mi vieja lo conoce un poco porque asiente varias veces.

—Sí, sí, lo vi varías veces en la tele. —comenta haciendo que Maxi suelte una risa natural.

—¿Vamos para mi departamento? —pregunto y ella asiente, en ese momento Meza se acerca y le pregunta si puede agarrar su valija para guardarla y así lo hace.

—¿Y? —me mira mi mamá con una sonrisa viendo como Maxi abría la puerta.

—Nada. —gruño, y le agarro del brazo para subir con ella a la parte trasera.

En el camino ella me cuenta a que hora salio de Santa Fe, me contengo de preguntarle porque cambiar de opinión drásticamente y venirse conmigo, pero sé, que a pesar que ella quisiera contarme no lo haría delante de Maxi. Cuando llegamos a mi departamento mama se sorprende un poco, pensando que vivía en peores condiciones, observo la hora y apenas iban siendo las ocho.

—¿Agos? —llama Maxi y me alejo un poco cuando veo que mi mama se acomodaba en el sofá algo cansada—. Me voy, te dejo, seguro tenes muchas cosas que hablar con tu mama, si me necesitas me llamas ¿Si?

Estoy a punto de decirle que no me moleste que se quede pero él niega nuevamente.

—Tengo que ir a bañarme, acordate que entreno. —me recuerda y suspiro, tenía razón y yo también tenía que trabajar—. ¿Por que no pedís él día? No creo que te digan que no, nunca pediste días y tus vacaciones lo tomaste en vacaciones justamente...

Segunda | Nicolás Tagliafico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora