siete

5.3K 309 70
                                    

XII: “ i n e s p e r a d o ”

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

XII: “ i n e s p e r a d o ”


Me levanté del sofá no iba a perder esta oportunidad además de que yo de verdad quería irme. Y me estaba durmiendo sentada en este rincón.

—Te sigo. —le dije, el asintió y se levanto también para empezar a caminar entre la gente.

Algunos le saludaban y me dificultaba para poder seguirlo aunque él se daba vuelta a mirarme que no me pierda. Hasta que estuvimos afuera, lo seguí hasta el estacionamiento donde encontramos su auto y pagó. No esperé que me abra la puerta así que entré.

Me preguntó hasta donde tenía que llevarme le dije y nada más. Me puse el cinturón y me recoste por el asiento, el auto olía muy bien, más a él, como a su perfume.

No creía que estaba en su auto con el cuando era con el menos que tenía empatia de todos los jugadores. Cinco minutos en el auto: cuando me acorde de Bustos y de mi cartera... que dejé en su auto para no tenerla en la mano dentro del boliche y que solo saqué mi celular. Cerré mis ojos y putee bajó.

—¿Que pasó? —no quise ni mirar a Nicolás.

—Mi cartera quedó en el auto de Fabri. —dije y el fruncio su ceño—. La llave de mi departamento esta ahí.

El asintió e hizo una mueca.

—¿No podes entrar igual? ¿O por el portero?

—En el edificio no hay porteros, son departamentos comunes. —expliqué y pegué la cabeza contra el asiento.

—Llamale. —apuntó—. Por ahí ya salió y te acerca la llave.

Le hice caso y marque su número, en ese momento Nico paro el auto en una esquina.

Mientras llamaba a Fabricio podía ver reflejado en la ventanilla como su celular se prendió y el empezó a teclear algo rápido, su cara se fruncio de nuevo y tiró literalmente su celular encima del volante y me asustó el ruido.

Corté la llamada y llamé de nuevo rogaba que Bustos me atienda porque no sabía que mierda iba a hacer sino.

De pronto sentí como el capitán cambió su humor, tenía una mano sosteniendo su cabeza y la otra en el volante.

—No va atender ahora seguro... —murmuró.

Me sentía horrible, por mí me tiraba acá y me iba caminando todo para que Tagliafico no se inquiete más.

—No atiende. —me rendí y corte. Mire la hora y marcaba 5:30—. Me puedo bajar acá nomas.

—¿Estas loca? —me giré a mirarlo sorprendida—. No te voy a dejar acá sola.

—Sí. Podes irte, vos estás re cansando se nota puedo esperar a Fabri por acá.

—Fabri no va a salir todavía. —gruñó algo molesto—. Además ya te dije acá no te quedas sola, lo esperamos o te vas conmigo.

Segunda | Nicolás Tagliafico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora