EPÍLOGO.

7.3K 417 96
                                    



EPÍLOGO.




Manchester se sentía completamente diferente luego de estar más de un año fuera de casa. 

El clima húmedo de Inglaterra se sentía de una forma nueva para él luego de las semanas calurosas en Estados Unidos. Había olvidado lo que era el silencio y la tranquilidad de su ciudad natal, el aroma de las panaderías en las calles y las farolas iluminadas al atardecer. Se sentía muy bien estar de vuelta pero se sintió mucho mejor cuando Sarah entró por la puerta principal con su propia copia de la llave y con Chase a sus espaldas llevando sus maletas. 

Eso ya había sucedido dos meses atrás.

Adoraba observarla con el computador en su regazo y rodeada de papeles haciendo su trabajo, uno que otro día ella lo dejaba ayudar pero aunque fuese archivar algunas tareas, lo hacía sentir útil. Cada noche que ella se desvelaba, él le preparaba su té favorito y se sentaba a su lado en silencio acompañándola de tal forma que ella no estuviese sola, se lo había dicho, la acompañaría hasta el final.

Se había vuelto una cómoda rutina despertarse con ella a su lado, a las ocho de la mañana Sarah se levantaba y entraba al baño para darse una ducha, en más de una ocasión el preparo su vestuario para su trabajo y cuando ella salía del baño cubriendo su desnudez simplemente con una toalla blanca, a veces se atrasaban y llegaban alrededor de las nueve a las oficinas de Cosmopolitan.

Para Jack, el jefe de Sarah, no era un problema en lo absoluto. Resulto que el desconocido jefe no era nada más ni nada menos que uno de los amigos de Gemma Styles, esos que él no conocía por estar todo el tiempo fuera de casa. 

A pesar de ello, Sarah O'Kelly era absolutamente profesional y nunca abusaba de la amistad con su jefe para sacar provecho.

Harry Styles se coloco un simple chaleco negro y tomo la Range Rover, esta vez sin Chase quién estaba de vacaciones, y se dirigió al trabajo de su chica. Arreglo el cinturón de seguridad en su abdomen y condujo por las calles de Manchester en dirección a Londres, aquello no era un problema para él porque a pesar de vivir un poco lejos del centro de la ciudad, ya había comprado un nuevo terreno en Londres.

Quería entregarle la mayor comodidad a su novia.

Sin entrar en los estacionamientos, detuvo el carro frente a los altos edificios del barrio Canary Wharf y paso una mano por su cabello de forma despreocupada. Apoyo una mano en su barbilla y enfoco su visión en las puertas principales de Cosmopolitan esperando por Sarah. 

El reloj de su auto marcaba las ocho y media de la noche, ella debía terminar su turno en algunos minutos.

Contuvo la respiración cuando la vio salir luciendo aquellos pantalones negros ajustados y una camisa de color mostaza junto a las cómodas botas de Gucci que Harry Lambert le había enviado hace algunas semanas en forma de regalo y de agradecimiento por el trabajo realizado junto a él. Miranda Karlsson había pedido disculpas enviando un ramo de elegantes rosas moradas pero Sarah las lanzó a la basura y decidió seguir con su trabajo en Cosmopolitan, incluso, con la nueva oferta de trabajo que Vogue le había ofrecido.

Sonrió con los labios cerrados cuando vio que ella reía fuertemente junto a la persona que aún no salía del edificio, cuando vio de quién se trataba, su sonrisa aumento.

WOMAN. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora