Niño de la oscuridad • VMin

𝙽𝚒𝚐𝚑𝚝 𝟻𝟽.

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Habían pasado minutos desde que la profesora Kang junto con otros alumnos, entre ellos Jungkook, habían encontrado a los dos alumnos que se habían perdido.

Los habían encontrado, con la diferencia de que uno estaba vivo y el otro, sin vida.

Los tres chicos estaban ahí, entre los arbustos, frente al árbol doblado, frente a las velas apagadas de lo que parecía una estrella tallada en el suelo. Llenos de sangre y frío.

Los gritos desgarradores de las maestras no tardaron en comprender la escena y tal vez por eso, estaban siendo rodeados de patrullas policiales.

Los oficiales, sin importarles los andrajosas que lucían sus ropas ensangrentadas, se los llevaron esposados. Tanto a Jimin como a YoonGi.

Duraron toda la noche allí, incluso días. Presos.

Jimin no podía ver a YoonGi, no les tenían permitido verse o hablarse.

Testificaron difícilmente.

Jimin aun parecía en estado de shock y a pesar de ser el menor recibió presión para hablar.

Pero es que Jimin sentía que no podía. Realmente no dijo mucho con coherencia, hasta parecía que el pobre chico había quedado traumado. Los policías se conformaron rápido con la coartada de Jimin así que pasaron rápidamente con el otro chico.

El cual por cosas del destino, se sintió jodido.

Sintió su vida pasar justo frente sus ojos. YoonGi si estaba en verdadero estado de shock. Demasiado nervioso para el gusto de los oficiales, demasiado asustado, demasiado desesperado por saber algo.

Unas palabras, unos gestos en falso y sus huellas dactilares sobre el arma homicida fue lo que realmente pasó.

Lo que realmente pasó para que Jimin, días después, pudiera quedar en libertad.

Lo que realmente pasó para que los oficiales creyeran que YoonGi tuvo un arranque de locura en los cuales se hizo con las mordidas de Jimin y la vida de Hoseok.

Lo que realmente pasó para que Jimin pudiera ser declarado inocente en el juicio y finalmente libre.

Lo que realmente pasó para que días después, Jimin tuviera que volver a YoonGi, su hyung, su ex novio, su amigo, tras una vitrina y con traje naranja. Susurrándole un miserable "lo siento".

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Ustedes no lo saben pero realmente falta muy poco para el final.