Narra Macarena:
Me desperté algo alterada por el sueño que acababa de tener. El cielo se caía, y solo podía salvar a una persona. Por alguna rara razón había salvado a mi madre.
Miré desconcertada las paredes de la habitación en la que me encontraba.
Y luego recordé, estaba con Joaquín, en España. Él dormía a mi lado sin enterarse de nada.
Me puse de pie y salí de la cama en busca del baño. Me tomé mi tiempo para asimilar donde estaba y lo que estaba haciendo, un ligero mareo me invadió y lo eliminé con una ducha lenta.
Mi madre debía estar hecha una fiera porque, una vez más, las cosas no habían resultado como ella quería.Cuando salí, Joaquín, se encontraba sentado en la cama. Busqué una remera en su armario, ya que aún no habían llegado nuestras maletas.
Él me miraba con atención.—Date vuelta—hice un movimiento con mi dedo para que no me mirara mientras me colocaba su prenda.
—¿No te puedo ver?—fingió estar indignado y negué. Obedeció y se dio vuelta para no mirarme.
Ahora más en paz me quité la toalla y me coloque su remera, que me quedaba enorme. Me acomodé el top y luego me acercé a Joaquín, que aún esperaba la orden para poder mirarme, por atrás para besar su cuello.
—Gracias, tucumano—. Dije en un susurro.
La verdad me hacía falta despegar los pies del piso, de la realidad que vivía en Argentina y él era el único que podía lograr eso.
—Cuando quieras—, se puso de costado para besar mi boca y luego se puso de pie para ir hacia el baño.
Peiné mi cabello y lo sequé, me maquillé leve y rocié perfume en mi cuello. Caminé hasta la cocina para hacer dos tazas de té y un par de tostadas. El lugar era silencio y reflejaba una calma que mi casa no tenía desde que mis padres se habían separado. Sonreí cuando asomó con apenas unos pantalones flojos. Me moriría de un infarto si lo veía así todas las mañanas.
—¿Qué?—preguntó galán al notar mi mirada y buscó en la nevera una botella con jugo de naranja.
—Nada.—Sujeté mi taza de té y bebí sin dejar de mirarlo.
—Si tus miradas hablaran, ya estaría desnudo—. Ocupó el lugar frente a la otra taza de té y cortó un pedazo de pan tostado para llevarlo a la boca.
—Y si fuera por las tuyas...—Estaba por hablar pero preferí callar.
—¿Si fuera por las mías qué...?¿Eh?—se acercó juguetón y reí.
—Si fuera por las tuyas yo estaría traspirada abajo tuyo—. Pasé mi dedo índice desde su abdomen hasta su pecho.
Rio y me besó lentamente, si esto iba a ser así, podía quedarme a vivir en España, o donde sea pero con él.
Después de una serie de besos y algunas mordidas me pidió que lo acompañanara a su entrenamiento y aunque me negué no pude salirme con la mía pues me amenazó de no darme nunca más un beso, y aunque era poco creíble, accedí a ir con él.
Condujo su auto hasta ahí y asomé un poco mi cabeza por el cristal para poder admirar semejante belleza frente a mis ojos, un estadio inmenso, con terminaciones elegantes y futurezcas.
Pero arrugué mi ceño cuando vi que el auto continuaba en movimiento y el estadio quedaba atrás.—Ahora entrenamos más allá— indicó la calle mientras me explicaba.
Las calles españolas eran todo un deleite, como si fuese otro mundo, uno limpio donde no había madres quejosas u ovejas negras, aunque eso no era cierto; por supuesto que no.
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Unreal | Joaquín Correa
FanfictionPorque todo lo que viví fue Irreal. 『♕;;🌙』NC-17 『♕;;🌙』Fecha original: 21/01/18