twenty-eighth.

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Tres malditas semanas llevo junto a Christian, acosada por sus besos y manoseadas por mi cuerpo y sin embargo sin saber mínimo rastro de Milo.

La policía había decidido aislar el caso no tenían claridad del paradero de Milo así que decidieron dejarlo de lado.

Ethan día tras día me repetía que dejará a Christian pero grave error, no lo iba a hacer ya que estaba tan cerca de saber sobre Milo.

Christian me había llenado de lujos y pensaba que ya estaba a sus pies solo por este hecho, pero seguía siendo la misma persona mierda que fue cuando éramos novios, nada comparado con Milo.

Christian sale hoy de viaje y es mi oportunidad de hacer que uno de sus "guardaespaldas" por así decirlo me lleve al lugar donde secuestran a las personas que el odia.

Narra Milo.

Como estará mi cielo? Estará bien? Preguntas que rondan en mi cabeza, la preocupación por Lya aumenta.

Alex últimamente ha estado enferma, he tratado de calmarla pero la situación es difícil.

La ultima vez que ella tomo el teléfono de uno de los guardaespaldas de Christian, la golpiza no fue leve, fue tremendamente agresiva, les importaba cinco si era mujer.

Tuve que intervenir para que la dejarán de golpear yo también recibí unos golpes pero ya no dolía, Alex era caso aparte.

Alex estaba lejos de mi, el frío la estaba consumiendo y no podía ser tan horrible persona con ella, me levante y me acerqué hacia ella sentandome a su lado y rodeandola con mis brazos para que sintiera calor humano.

Pude ver como sus manos dejaban de temblar y su respiración dejaba de estar agitada, ella solo levantó su cabeza apenada y me dio una leve sonrisa.

- Tendré que volver hacerlo, Milo, tenemos que salir de aquí - susurro.

- Alex, no. No dejaré que te golpeen de nuevo - le mire.

- Los golpes no son nada, tenemos que escapar, confía en mi - bajo su cabeza.

Solo podía asentir, mis palabras no harían que Alex cambiará de opinión, así que la apoye.

Narra Lya.

Tras dejar a Christian en el aeropuerto y despedirme de él, iba en una camioneta totalmente blindada, con tres hombres acompañándome, parecía que fuera la novia del mismísimo narco más buscado, era horrible.

Me acerqué a uno de los hombres y le susurre.

- Que te parece si me llevas a visitar a los presos de Chris? - sonreí.

- Al jefe no le agradará la idea - Dijo en tono serio.

- A tu jefe no le agradará que tu no hagas caso a mis ordenes, quizás no querrás que hable con él - dije en tono manipulador.

- El jefe no tendrá que saber nada, vamos hacia la finca - ordenó.

Mi cumplido se estaba realizando, solo estaba atenta a cada giro y dirección, tenia que saber muy bien el camino que me llevaría hacia Milo.

Era una carretera completamente destapada, lejos de la ciudad, más o menos cuarenta y cinco minutos alejados. Luego de ese largo trayecto pude ver como la camioneta giraba en una curva hacia una finca lujosa.

Allí estarían ellos, solo confiaba en que fuera así, los hombres se avisaban por radio que iban entrando hacia la finca, y así iban entrando lentamente.

Nos detuvimos en toda la entrada, mi puerta fue abierta para que yo pudiera bajar y entrar a ver, baje despacio para no lastimarme por la altura de la camioneta.

Los hombres me dejaron entrar sola, eso sí, me tenían vigilada pero iba sola hacia adentro.

No sabia por donde empezar a buscar pistas de Milo, tenia que ser cuidadosa y no estar desesperada buscando.

( ... )

Llevaba una hora buscando rastro alguno de Milo, pero solo veía personas que se me hacían conocidas y que no tenían que estar encerradas a manos de Christian y sus estúpidas escenas de capricho.

Quedaba un sótano por revisar, los hombres empezaban a acosarme para que saliera, ya que la policía lleva buscando a Christian.

Les pedí unos minutos y ellos lo permitieron, comencé a ver por los orificios cautelosamente, perro no alcanzaba a observar nada.

Escuché como me llamaban suavemente, esa voz, esa dulce voz que, maldita sea, me hacía sentir tan feliz.

Gire para ver por un orificio más grande a un chico que hacía señas, mis ojos se aguaron, al igual que los de él.

Era Milo, mi Milo estaba sano y salvo.

still here? - megloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora