twenty-sixth.

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Mi corazón comenzaba a latir con desesperación, la única ayuda que tendría para saber del paradero de Milo también había sido secuestrada.

Llamé a Ethan y el inmediatamente llego al café en el que me encontraba.

- Conseguiste información acerca de Milo? - me pregunta.

Agachó mi cabeza y me tome del cabello, lágrimas comienzan a salir de mis ojos, ahí es cuando Ethan entiende todo, el solo detiene el auto y suelta el cinturón de seguridad, sosteniendome con fuerza hacia el.

Trata de calmarme pero es imposible, ya no tenía esperanzas sobre Milo, todo estaba perdido.

- Mírame Lya, solo mírame - levante mi mirada hacia el.

- Quien sobrevivió a un disparo, quien ha luchado por ti y por el? Sí,  Milo, así que no llores más, por favor, no ahora - dio un pequeño beso en mi frente.

Pare de llorar y Ethan hizo que el auto retomará movimiento, íbamos con rumbo a casa, no había más que hacer.

En el camino iba a punto de quedarme dormida, Ethan me sonrió y cerró mis ojos, hasta llegar a casa.

Fue cuando llegamos y él abrió la puerta de la casa, hay estaba él, la persona mas repugnante en la vida y a quien menos quería ver en casa, Christian.

- Lya, como estas, como tomas todo? - se acercó a mi.

- Agradezco el gesto pero prefiero estar sola Chris, adiós - dije para esquivarlo y subir al cuarto de Milo.

Allí me encerré evitando que cualquier persona subiera a molestarme, logré escuchar cuando Christian se fue, ahí tuve un poco de tranquilidad, pero me agradaba que se hubiera preocupado por la situación.

Narra Milo.

Todo el día estuve solo, mi secuestrador había estado peleando por que nadie quería traer a una chica que el necesitaba, me esperaba todo, menos que fuera ella.

Los tres hombres que acompañaban siempre a Christian entraron con Alex quien venía moreteada, había sido traída a la fuerza.

La dejaron tirada junto a mi para luego salir hacia donde Christian.

- Alex, como te encuentras? - dije acercándome a ella para desatar las cuerdas que tenía.

- Milo, todo es, todo...es mi culpa - comenzaba a llorar.

- Que, pero que Alex? - pregunte confundido.

- Christian me obligó a alejarte de Lya, no lo hice y el decidió hacerlo por sus propias manos - se azotaba.

- Mierda, que les pasa, los odio por dios, los odio - dije para alejarme de ella.

No quería tener ningún tipo de contacto con ella, solo esperaba el momento de que me rescataran para salir de acá.

( ... )

Narra Lya.

Una semana, una maldita semana en la que no se de Milo, solo se que no hay esperanzas de que se encuentre vivo, es lo único que hace repetirme la policía de acá.

Christian lleva acompañándome toda esta semana a buscar información y pedir información acerca de Milo y aquel gesto se me ha hecho muy lindo de su parte.

Narra Alex.

Me siento una mierda, no sólo por el hecho de estar secuestrada, sino por la indiferencia de Milo, me duele que me trate así, solo que lo tengo bien merecido.

El día de hoy Christian no se encuentra en el lugar, y solo hay una esperanza de poder salir de acá, y es tomando uno de los teléfonos de sus machitos y ahí llamar a Lya.

Para mi suerte o yo que se, uno de ellos había dejado el suyo sobre la mesa que le acompañaba, ahí fue cuando yo fui gateando y lo tome, marcando el numero de Lya.

Narra Lya.

Estaba con Christian en un restaurante coreano, me aburría ya que el solo hablaba de que era el chico perfecto y cosas por el estilo, cosas por las cuales aun me seguía fastidiando.

Ahí entro una llamada de un número desconocido, me disculpe y me levante para contestar.

- Lya demandalo, es culpa de Christian, es culpa de él - oía desesperación.

- Quien habla - pregunte ajetreada.

- Soy Alex me tiene a mi y también a Milo, ayuda.... - la llamada se corto.

Era imposible, no creía pero así era.

El enemigo estaba junto a mi.




still here? - megloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora