thirty-fifth.

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dos meses después.

Es otro nuevo día sin verte mover. Sin  verte sonreír. Sin verte hablar.

Me prometí cada día venir a verte, estar contigo y ayudarte en todo. Los médicos por su parte no dan ninguna mejoría, dicen que lo mejor será desconectarte pero es algo que no me imagino.

Día tras día he venido con Lauren a hacerte ejercicios de movimiento diarios para que cuando despiertes no sientas dolor, por que sí, aún tengo mis esperanzas en que despertaras.

Mi charla con Lya fue interrumpida por Sophie, quien venía con una crema humectante para aplicarle a Lya en sus brazos.

Me levanté para saludarla y abrazarla por estar día a día con Lya. Sophie se había estado quedando en mi casa, llevaba dos meses sin asistir a la universidad por estar con Lya.

Muchísimas personas han pasado por la habitación de Lya. Desde amigos de la universidad hasta periodistas. Lo último que supe de Christian era que había recibido cincuenta y seis años de cárcel por los crímenes cometidos.

- Me ayudas aquí Milo? - Me llamo Sophie para levantar un brazo de Lya.

Me acerque y le ayude para aplicarle la crema en sus brazos. La puerta de la habitación se abrió, pensé que era el doctor así que no puse mucha atención. Cuando escuché dos voces muy conocidas que tenia tiempo de no oír.

Gire para ver y eran Valery y James, inmediatamente fui hacia ellos y los salude. Ellos lamentaban la situación y me pidieron poder acercarse a Lya.

Valery al acercarse comenzó a llorar y a lamentarse por el daño que le había hecho a Lya el año anterior. La abrazaba y le pedía perdón, a lo que yo me acerque para abrazarla y calmarla.

- Chicos puedo pedirles un favor? - pregunte.

- Lo que sea Milo - contestó James.

- Podrían cuidar a Lya mientras salgo al cementerio? Tengo que ir a visitar a alguien.

- La cuidaremos super bien - contestaron los tres.

Salí de el hospital y allí estaba Ethan esperándome para llevarme.

- Quieres seguir haciendo esto, Manheim? - Me cuestiono.

- Fue una promesa que le hice y creería que Lya no se enojaría si la cumplo, así que mejor vamos - respondí colocandome el cinturón.

Ethan arrancó y fuimos en dirección al cementerio.

Al llegar le pedí que me dejara en la entrada para poder comprar un ramo de flores.

Comencé a caminar dentro del cementerio buscando la tumba de ella, de Alex.

Desde que supe que había sido enterrada aquí en Francia he venido a visitarla día tras día. Promesa que hice cuando ella falleció.

Al llegar la salude como si estuviera ahí conmigo hablando. Comencé a acomodar las flores que había comprado en su tumba.

Aún no asimilaba que haya perdido tantas personas este año, mi madre, Alex y Lya luchando por su vida, que año de mierda.

Levanté mi mirada un poco luego de estar agachado acomodando las flores, vi la silueta de un hombre que se me hacía muy conocida. Me despedí de Alex y salí corriendo hacia aquel hombre.

Al acercarme pude ver que era mi padre, no entendía que hacia aquí pero creo que era hora para pedirle perdón por haber sido un patán con él.

- Papá - grité.

El se giró y al verme sonrió y tomo un suspiró a la vez. Lo salude dándole la mano pero al mismo tiempo quería abrazarlo.

- Me enteré de lo de Lya, lo lamento y lamento no haber ido a visitarla, pero, pensé que no querrías que me apareciera

- Tranquilo, si quieres vamos y la visitas, te parece? - le mire y el asintió.

Comenzamos a caminar por el cementerio y le conté todo lo que me había pasado.

- Papá, podría, abrazarte?

Una lágrima cayó de su ojo y extendió sus brazos para darme un cálido abrazo. No podía estar más feliz.

Mi teléfono comenzó a sonar era Valery, me preocupe inmediatamente.

- Milo, los médicos te necesitan.

Inmediatamente colgó.

La duda llegó a mi mente y comencé a imaginar lo peor.


still here? - megloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora