2. Club Blue

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Un par de pisotones, algunos que otros codazos, y una maldita persona se atrevió a pegarme en la cara. Será idiota.

Pero eso me pasa a mí, que se me ocurre hacerle caso a Me y venir con ella a este club atestado de personas sudorosas y que parecen lagartijas moviéndose de un lado a otro. Me pregunto si yo bailaré así, pero es más seguro que yo baile como un pez fuera del agua, en busca de oxígeno.

Por suerte, esta vez a Me no le hizo tanto efecto el chocolate, solo Dios sabe que clase de chocolate era aquél, ojalá todo el chocolate fuera así con ella.

Había ido al baño a hacer pipí hace unos minutos, mi vejiga era pequeña y apenas podía aguantar para hacer del baño, era mejor ir muchas veces a hacerme aquí mismo.

Me había puesto un vestido de vuelo que me llegaba poco arriba de la rodilla, muy de día, pero qué más da, no tengo vestidos para salir de noche y me gusta este.

- Por fin llegas. - Se quejó Me, estaba sentada en un tamburete, en la barra y tenía una copa en la mano, la copa tenía un líquido azul. Lo reconocí al instante. Un Blue moon. Nuestra bebida favorita, claro sólo aquí.

- El baño estaba lleno. - Me excuse, sentándome junto a ella. - Un Blue Moon, por favor. - Le pedí a barman del lugar.

Él me miró con el ceño fruncido.

- Sí, he traído un vestido de niña exploradora a un club nocturno. - Esclamé, exasperada. Era la tercera persona que se me quedaba mirando raro por mi lindo vestido.

El chico me frunció el ceño y se dirigió a preparar mi bebida, en ese momento me sentí una idiota. En un par de segundos el chico volvió con mi bebida.

- Lo siento. - Me disculpé con él, el chico sonrió de lado y asintió.

Tomé un trago a mi bebida, el líquido azul pasó de mi garganta a mi estómago, dejando un ligero calor.

- ¿Quieres bailar? - Preguntó Me, tomando también de su bebida.

- No gracias.

Ella se encogió de hombros y le dio otro trago. Miré a mi alrededor. El lugar estaba lleno de gente, tenía una hora desde que habíamos llegado y ya me estaba chocando de estar aquí. Me gustaba salir de fiesta, pero hoy no quería hacer nada, tenía una pereza horrible, apuesto a que si miro a alguien a los ojos podría trasmitirsela. De un momento a otro, un chico de cabello castaño y lacio, con unos ojos color avellana, se acercó a nosotras e invitó a bailar a mi amiga, ella me miró y yo asentí. Sabía que ella no me quería dejar sola, pero tenía que divertirse.

Se alejó de la barra, tomada de la mano de aquel chico y sonriendo ampliamente.

Media hora después ya me había cansado de estar ahí sentada. Le di el último trago a mi segunda bebida y me paré de mi asiento. Fui directa a donde estaba mi amiga con su nuevo amigo, ojos color avellana (o hasta que sepa su nombre), y le dije al oído que tenía que irme. La miré directamente a los ojos, deseando con todas mis fuerzas que no se opusiera y como si leyera mis pensamientos ella aceptó sin decir nada más. Excelente.

Salí de ese club momentos después de pagar mis bebidas, ya era muy tarde, pero Me tardó años maquillándose y vistiéndose que llegamos aquí a las 9:40. Abrí mi bolso y vi la hora las once y cuarenta minutos, metí de nuevo mi celular en mi bolso y tomé una gran bocanada de aire. Sería mejor que me apurara a caminar. El complejo de departamentos en los que vivía con mis padres estaban un poco lejos, se suponía que con Me nos iríamos en taxi, pero no logré ver ninguno en la calle. Me estremecí por el frío que hacía y saque de mi pequeño bolso el sueter delgado que guardé por si hacía frío, gracias a Dios que soy precavida. A veces.

DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora