4. Sólo olvidalo

87 8 0
                                    

- ¿Quieres otro?

Scott había insistido en que fuéramos a la cafetería que estaba a unas cuantas calles de mi departamento, al principio me negué, pero después, no sé como lo hizo, pero acabó por convencerme de aceptar. Me había metido a su auto y tomado mi bolso por mi propia cuenta, éste se encontraba en la parte de atrás, por suerte me había puesto unos jeans en lugar de un vestido.

- Estoy casi por reventar. - Bromeé. Bueno, no del todo. Había comido como la cerda que soy y ahora estaba que casi salía el botón de mis jeans volando.

Scott sonrió un poco y asintió.

Era atractivo, ¿para qué mentir? Tenía los rasgos definidos, sus lindos pómulos resaltaban un poco en su cara, tenía el cabello ligeramente despeinado, como si sólo lo peinara con sus dedos. Su camiseta era de cuello redondo, un poco ancho, que dejaba ver una mancha de tinta negra en su clavícula. Un tatuaje.

Me sorprendió mirándolo y yo sólo desvié la mirada hacia otro lugar, ligeramente ruborizada. Estúpida Venus.

- Tu celular sonó en la noche, muy en la madrugada. - Me informó levantando una ceja.

- ¿Ah, sí? - Fue mi turno de levantar una ceja. - ¿Contestaste?

Él sonrió ampliamente, mostrando de nuevo aquellos lindos hoyuelos.

- Claro, pensé que eras tú.

Me le quedé mirando un momento. Después abrí los ojos de par en par.

- ¿Quién era? - Pregunté, nerviosa por saber la respuesta.

Su sonrisa se ensanchó aún más.

- Un tal Kyle.

Mierda y más mierda. Kyle había llamado. ¿Por qué sólo a él se le ocurre llamarme cuando olvido mi celular en el auto de un desconocido?

- ¿Qué dijo?

- Mmmmh - Se puso un dedo en el labio inferior, dando a entender que lo estaba pensando. - Me llamó "mi cielo", bueno mejor dicho a ti. - Se acomodó en su silla, enfrente de mí. - Le contesté que era yo y se alarmó, preguntó dónde estabas y le respondí que en tu casa.

Se encogió de hombros. Le miré impaciente, para que siguiera.

Kyle se había vuelto un poco celoso estas últimas semanas, lo que me exaspera, no me gustan los hombres celosos, pero por más que me he planteado dejarlo, por raro que suene, no puedo estando junto a él. No es por lastima, o algo así, simplemente es como si algo en mi interior no me permitiera hacerlo.

- Y, ¿qué más? - Pregunté al ver que no decía nada más.

- Nada, preguntó quién rayos era yo y le dije que Scott - Rodó los ojos ante esa afirmación. - Y dijo que me mataría por tener tu celular conmigo.

Su semblante estaba normal, no se le veía molesto, pero tampoco contento. Y de nuevo, el asunto por el que había venido revoloteó por mi mente.

- ¿Sabes lo que pasó con el hombre que me atacó ayer? - Pregunté de repente, inclinándome en la mesa, compartiendo un secreto.

Scott también se inclinó sobre la mesa y entrecerró los ojos, por un momento, por muy pequeño que fue, logre ver un brillo de malicia en sus ojos.

- No. - Respondió con simpleza.

- Lo encontraron muerto hoy. - Dije aun más despacio, tratando de que mi tono de voz fuera bajo para que nadie nos escuchara.

Scott me miró un par de segundos, y se detuvo en la parte superior de mi playera. Será idiota.

DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora