10. Casi un siglo

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Kyle me miró por unos segundos antes de asentir con la cabeza.

- Sí, treinta años.

Lo miré con los ojos como platos y la boca abierta. Venus, puedes correr ahora.

- ¿Cu-cuántos años tienes? - Tartamudeé.

Él suspiró pesadamente y se cubrió la cara con ambas manos.

- Casi un siglo.

Esta vez mi mandíbula tocaba el suelo y mis ojos casi se salen de sus órbitas.

¿Un siglo? Casi un siglo.

Me había costado asimilar que no eran humanos, que tenían grandes fuerzas y que te manipulaban con la mente, ¿pero esto? Es mucho.

- ¿Son inmortales?

- Algo así, vivimos por mucho tiempo pero somos vulnerables, podemos morir, aunque es poco probable, muy pocas armas que hacen los humanos nos matan, o a veces nuestra misma especie lo hace.

Me quedé en silencio durante un segundo tratando de organizar toda la información que acababa de recibir. Mi comida seguía casi completa en el plato, sólo había probado un poco pero el apetito se esfumó al enterarme de todo esto.

- ¿Qué es lo que hace tu tío en los rituales? - Pregunté en un susurro y mirando mi plato.

- No puedo decirte eso. - Respondió también en un susurro.

Alcé mi mirada para mirarlo a los ojos. Quería saber qué era lo que James o como quiera que se llame hace en sus estúpidos rituales.

- Ya me has contado que ustedes viven por mucho tiempo, que pagan sus gastos con el dinero de una extraña empresa y que tu tío hace rituales extraños, pero no me quieres decir qué hace en los rituales. ¿No crees que decirme eso sería casi nada? ¡Ya me has contado todo!

Kyle negó con la cabeza. - No querrías saber qué es lo que hace.

En ese momento imágenes de un hombre de unos cuarenta años con un libro en una mano y una vela en la otra frente a un pentagrama me llegaron a la cabeza, haciéndome sentir nada mejor.

- No creo que sea tan malo. - Mentí.

Kyle quitó sus manos de la cara y me miró fijamente, tomó una gran bocanada de aire y abrió la boca para hablar.

- Bueno, los rituales consisten...

Desvió su mirada de la mía y vio más allá de mí, había callado y ahora la confusión se hacía presente en su rostro. Me volteé para ver que veía y me quedé paralizada al ver a Scott en la puerta del restaurante mirando hacia nuestra mesa. Sus ojos azules nos analizaban de arriba a bajo mientras se encaminaba a la mesa. ¿Siempre tenía que aparecer cuando salía con Kyle?

Ayer me dijo que la mayor parte del tiempo no hacía daño a la gente, esto quería averiguar platicando con Kyle, pero no lo había logrado hasta ahora. La poca confianza que tenía hacia Scott había desaparecido en un segundo.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó bruscamente Kyle.

Scott sonrió cínicamente y se sentó junto a mí. Un estremecimiento para nada agradable me recorrió de pies a cabeza.

- Vine a comer algo. - Se encogió de hombros y se volvió para mirarme. - Hola, Venus.

Venus Marshall, puedes salir corriendo o quedarte para ver como empiezan a pelearse otra vez este par de animales.

Ignoré la chillona vocecita de mi mente y miré a Scott a los ojos. Si quería intimidarme no lo lograría.

Ayer se había comportado muy grosero conmigo.

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