28. Intencional

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Kyle condujo todo el camino en silencio, sin decir nada. Supongo que era lo mejor, él sabía que estaba tensa y un poco estresada. Tomé mi celular con mis temblorosas manos y mandé un mensaje al teléfono de mi padre, avisando que estaba a unas cuantas cuadras. Chequé también la hora, ya casi eran las siete de la tarde. De vez en cuando, Kyle me miraba de reojo, queriendo saber qué era lo que pasaba, pero sin atreverse a hablar.

- Mi papá me ha llamado muy preocupado. - Comenté en un intento de encontrar mi voz. Aunque fue un intento fallido, mi voz salió en un susurro y ronco.

- Todo estará bien. - Quitó una mano del volante y tomó la mía. Sonriendo de medio lado. - Ya verás, Venus. Quizás solo fue un susto, o algún empleado que es amigo de tu padre está en el hospital.

Traté de creer en la palabra de Kyle y suspiré profundamente. Me decía a mí misma que Kyle tenía razón y que nada malo había pasado, que todo estaba perfectamente bien.

Kyle estacionó el Ferrari en el aparcamiento del hospital y yo salí disparada del auto. Cuando me di cuenta que había dejado a Kyle atrás sin siquiera agradecerle, me giré para mirarlo.

- Lo siento, es solo que... - Empecé pero él me interrumpió.

- Ve, yo iré enseguida. - Sonrió de medio lado.

Sonreí agradecida por su paciencia y volví a girarme para entrar al hospital.

El hospital era enorme, y eso que solo estaba en la sala de espera, donde las personas esperan a sus consultas o a las personas que están internadas en el interior de este. Las paredes blancas estaban decoradas con uno que otro anuncio para la prevención del cáncer, infecciones de transmisión sexual, maternidad, entre otros. Personas de diferentes edades y lugares pasaban de una habitación a otra, unas simplemente estaban cabizbajas en sus asientos.

Me detuve en recepción, frente a una señora de no más de treinta años que estaba frente a su ordenador, riendo por alguna tontería que estuviera haciendo ahí.

- Buenas tardes, ¿aquí está internado el señor Patrick Marshall o algún familiar de él? - Hablé, inhalando y exalando superficialmente, estaba cansada.

- Espere un momento. - Pidió, dejando de reír y moviendo el mouse y presionando teclas.

Moví mi pie, impaciente. Miré en la dirección en la que había llegado y vi a Kyle entrar, mirando de un lado a otro, buscándome. Alcé mi mano para que pudiera verme.

- ¿Qué pasó? - Preguntó cuando se acercó a mí.

- Está checando.

Decir que estaba nerviosa era poco, en este mismo momento pensaba las peores cosas que pudieron haber pasado y me regañé a mí misma por ser tan negativa.

- ¡Venus!

Mi papá venía dando grandes zancadas desde el otro lado de la sala de espera. Corrí hacia él. Su cara mostraba una mueca de preocupación y tristeza. En ese momento me paralicé.

- ¿Qué pasó, papá? - Pregunté con un nudo en la garganta.

Mi papá me miró y luego apretó sus ojos, permitiendo que las lágrimas que estos retenían por fin salieran. - Tu madre. - Dijo, apretándome entre sus brazos.

Al escuchar eso fue como si me hubiesen tirado un balde de agua fría desde diez metros de altura. Mis piernas amenazaban con doblarse y no me sorprendería si cayera al piso en cualquier momento.

- ¿Q-qué pasó? - Tartamudeé al decir esto último. Un agujero en mi estomágo estaba haciéndose cada vez más grande, amenazando con tragarme viva.

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