23. Sólo lo está inventando

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Miré a Kyle sin entender nada. Mi mano aún seguía entrelazada con la suya, pero yo ya no los estrelazaba, era él.

- No te entiendo, Kyle, explícate. - Sus ojos seguían mirándome, sin despegar nuestras miradas un segundo.

Todo allá fuera era igual, las personas seguían con lo suyo. Quizás unas iban al trabajo, otras regresaban de la escuela, algunas tenían cosas importantes que hacer y otras no tenían absolutamente nada. Pero aquí adentro todo pasaba lento. Los minutos parecían horas.

- Soy un asco. - Giró su cabeza hacia el lado de la ventanilla, desconectando nuestras miradas.

Me volteé con en cuerpo completo, estiré la mano que no estaba con la suya y lo incité a mirarme. Sus ojos brillaban, de este tipo de brillo que te da a entender que sufren o hacen un gran esfuerzo por no llorar.

- No puedo decirte qué es lo que hago, pero creo que James se encargará de decirtelo cuando estemos con él.

- Trataré de entenderlo. - Susurré, acariciando su mano con mi dedo pulgar.

No sabía exactamente si lo haría, si sería capaz de entender lo que sea que hace Kyle. Pero trataba de ser útil, ayudándolo.

- Te quiero. - Susurró, jugando también con nuestros dedos.

Sonreí de medio lado, susurrando un "también te quiero".

* * *

Me miré al espejo, acomodando el gorro negro en mi cabeza, dejando sólo ver los rizos castaños caer de un lado y otro de mis hombros. Sonreí ante mi reflejo.

Kyle se había marchado un par de minutos después de dejarme en mi casa. Había dicho que la "cita" con su tío podría ser por estas semanas, cosa que me traía con los pelos de punta. Definitivamente no quería topármelo otra vez. El cambio de actitud en Kyle me desconcertaba, un minuto estaba feliz; otro enojado; otro frustrado o triste. Él es muy voluble.

Negué con la cabeza alejando los pensamientos acerca del comportamiento de Kyle, no tenía ánimos de pensar en nada.

Mi celular empezó a sonar con la cancioncita que había escogido especialmente para las llamadas. Lo tomé y deslicé mi dedo por la pantalla sin ver quién era.

- Diga. - Hablé normal, arreglando las puntas de mi cabello, enroscándolo.

- Venus. - Escuché la gruesa voz de Scott.

Me quedé callada por un momento y tuve que esforzarme por encontrar mi voz. - Scott. - La ya encontrada voz sólo salió en un susurro.

- Estaba acostado en mi cama y dije "hmmm, no tengo nada que hacer, llamaré a Venus", - pude sentir su sonrisa al decir aquello. - ¿tienes tiempo?

- Sí, bueno un par de horas. - Hablé no muy segura. - Mi mamá y mi papá llegarán pronto.

- Descuida, en diez minutos paso por ti.

- Pero...- Colgó.

Miré la pantalla del celular que decía "llamada terminada", tomé un gran suspiró y me eché en mi cama, agarré una almohada y me cubrí con ella. Suprimiendo las ganas que tenía de gritar. Lilo se echó en mi vientre y se quedó ahí, como de costumbre.

Acaricié a la bola de pelos y cerré los ojos, olvidando todo. No tenía ganas de nada hoy.

Recordé la primera vez que mi papá se había ido de viaje, hace ya varios años, yo apenas tenía diecisiete, y me había quedado la primera semana durmiendo con mi mamá, diciendo "si nos asaltan será a las dos juntas", hasta ese momento mi papá no se separaba de nosotras, nos cuidada día y noche, también recuerdo no haber podido cerrar un ojo en toda la noche; aun estando con mi mamá en su habitación. Ahora simplemente se va y nada cambia para mí, hasta este momento, sabiendo para quién trabaja.

DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora