13. ¿Por qué él?

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Scott nos trajo al mismo restaurante en el que estuve ayer con Kyle. El transcurso aquí fue muy callado. Sinceramente mejor para mí.

Aun no confiaba en él, ni en Kyle, pero por ahora prefiero aceptar su invitación, ¿y si el sueño es una premonición? Dios quiera que no.

- ¿Quieres hacer algo después de comer? - Preguntó Scott.

El restaurante seguía igual que ayer, excepto por la clientela, pero eso es normal.

- No lo sé, - solté el tenedor y tomé una servilleta para limpiar mi boca. - aún tengo tarea que hacer.

Scott me miró con incrédulidad. ¿Qué es lo raro?

- Nunca me han gustado los estudios y mucho menos las tareas. - Tomó un sorvo de su bebida. - Kyle es el de esas cosas, le gusta estudiar y ponerse al día.

- Kyle es muy bueno con los estudios. - Coincidí con él.

- Kyle trata de ser bueno con todo.

La forma en que lo dijo, con cierto rencor en la voz, hizo que me preguntara por qué su competitividad y rivalismo. Son hermanos, ¿por qué se odian tanto?

- ¿Qué pasa?

- ¿Qué pasa de qué? - Preguntó confundido.

- ¿Por qué tanto rencor entre ustedes? - Scott me miró fijamente y se encogió de hombros.

- Es una historia muy larga. No me gusta hablar de ello.

- Pienso que si son hermanos deberían llevarse mejor, ¿no?

Él negó con la cabeza. - No.

Rodeé los ojos y tomé jugo de mi vaso.

- ¿Puedo conocer en dónde trabajas?

Lo dije sin siquiera pensar. ¿Sería capaz de ir con él a su trabajo? ¿Y si es peor de lo que me imagino?

Espero que no.

- No. - Respondió casi inmediatamente.

Bufé enojada y miré hacia la ventanilla.

- ¿Por qué me trajiste aquí?

Él alzó una ceja. - ¿No querías que vinieramos aquí? Pudimos haber...

- Me refiero a que qué es lo que querías con traerme aquí. No creo que quisieras tener algo compañía. - Le corté.

Me giré para verlo a los ojos. Él también me observaba, sus ojos esta vez eran de un azul oscuro intenso, como si quisiese traspasarme con ellos.

- No lo sé, - se encogió de hombros. - me gustaría platicar con más humanos.

- ¿En serio? - reí sarcásticamente. - ¿soy la única humana que conoces?

- Sí.

- No lo creo, vamos suéltalo.

Su cara mostraba total confusión. ¿No sabía qué quería decir?

- Que me digas qué es lo que quieres. - Expliqué.

La mesera se acercó de nuevo a nosotros y preguntó si queríamos algo más, yo negué pero Scott pidió otro vaso de jugo de naranja.

Jugueteé con mi cuchara y los restos del pastel que quedaban en mi plato.

- Quiero que vuelvas con Kyle.

Solté mi cuchara y miré con incredulidad al ojiazul que estaba en frente mío. ¿En serio? ¿Pero que tenía en el maldito cerebro?

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