- ¡Niños! Como sabrán, nuestro colegio hará una fonda este primero de agosto, así que se agradece su asistencia, que por cierto, es obligatoria. Y los que no vengan deberán pagar una multa de mil pesos -nos contó y amenazó el viejo culiao del profe.
-Ah, profe, qué fome -comentó un compañero.
- ¿A quién se le ocurre hacer una fonda en agosto? -preguntó otro hueón.
- ¡A ver! ¡Silencio! Yo no organizo las actividades que hay en el colegio.
-Tení que venir, hueona -me dijo la Nacha que estaba sentada al lado mío.
-No... -le dije arrugando la cara.
-Ay, la hueona fome-me pegó en el brazo la culiá-. Acompáñame a la fonda del colegio po hueona, ¡no seai fome!
-Me da paja, además es terrible estúpido hacer una fonda en agosto -la miré con paja.
-Es choro el colegio po, por eso la hacemos en agosto. Ya po, Lidia, ¡vengamos!
-No.
-Chúpalo -me pegó en el brazo.
-Al Alonso -le dije con una sonrisa.
El Alonso era mi mejor amigo, pero no me pescaba como mina porque estaba pololeando. Se podría decir que me dejó en la friendzone, aunque él no sabía que me gustaba desde pendeja, o esa hueá quería creer yo. Aunque igual no se lo chuparía, me daba asco, la Ágata debió haber pasado su lengua por su... amigo, y esa hueona me daba asco. No entendía cómo el Alonso podía estar con ella, o sea, yo era la mejor opción para él.
-¡Uy! Wena, Lidia -me molestó la Nacha.
-Señorita Cruz, ¿está poniendo atención? -me retó el viejo culiao del profe.
Lo miré intimidada y después le dediqué una mirada asesina a la Nacha que se estaba riendo. Viejo culiao y la conchetumare. No le dieron anoche.
-Hueona, supera al Alonso -me obligó en voz baja la Nacha.
-¡Cállate, hueona! Después el profe me reta por tu culpa.
-Le dai color.
- ¡Ignacia! -la retó el viejo culiao.
La miré diciendo "te lo dije" y la hueona me sacó la lengua.
El profe siguió hablando puras hueás que no escuché, lo único que caché fue que para los pendejos la fonda empezaba a las 4 de la tarde, hasta las 8, y después para la media de 8 de la tarde a 2 de la mañana.
Después tocaron la campana y el Alonso se acercó a nuestra mesa.
- ¡Cabras! ¿Van a venir a la fonda?
-Sí -le respondió la Nacha.
- ¿Y tú, Lidi?
Puta que es tierno, me dijo Lidi.
-Sí -le respondió la Nacha.
La miré feo. Me cargaba que la hueona decidiera por mí.
-No sé todavía, ¿y tú? -le pregunté al Alonso.
-No creo... La Ágata quiere que nos juntemos.
¡Puta la hueá!
Me cae como el pico esa maraca culiá. Nunca lo deja solo.
-Macabeo -le dijo la Nacha con tos falsa.
El Alonso no la pescó. Después se acercó la Ágata y le dio un beso delante mío.
-¡Vamos, Lidia! -dijo la Nacha, me agarró el brazo y me sacó de la sala.
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Cuando llegué a mi casa, mi papá no estaba. Revisé el refrigerador y no había ni una hueá pa' comer, así que fui al negocio y me compré unas Morochas. Después estuve toda la tarde escuchando música en el notebook mientras psicopateaba el WhatsApp del Alonso en mi celular. Su última conexión fue a las 13:34 y ahora eran las 16:55. Quizás qué hueá estaba haciendo con la Ágata...
En ese momento me llegó un mensaje de la Nacha en Facebook.