XVI

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(Nacha)

-Cálmate, agilá. O si no te pego un wate o un combo en el hocico-me masajeé la cabeza-. Es un simple hueón, no es ná un famoso, así que para de dar show.

-La Nacha tiene razón-me apoyó el Alonso-, ya nos tení chatos con la hueaíta.

-Pero es que...-dijo la Lidia aún hiperventilá.

-Es que nada-abrí mi estuche con rabia por lo hueona que es mi amiga a veces, y saqué los lápices que había guardado para hacer la tarea.

Sí, yo, la Nacha, iba a hacer la tarea... No es como si fuera el fin del mundo. Cuando era chica igual las hacía, así que no es ni una hueá anormal, ¿ya?

-¿Y si le pregunto por qué quiere bailar conmigo?-nos preguntó.

-Hace las hueás que querai. Ahora déjate de huear.

-Ay, bueno. Qué pesá, Nacha.

-Sí sé.

El Alonso se empezó a reír.

Hice la hueá de tarea. No estaba tan difícil como yo pensaba.

El profe revisó la mierda en la pizarra y después nos dejó salir.

-¡Deséenme suerte!-nos dijo la hueona enferma de mi mejor amiga.

Puse los ojos en blanco.

-Mala suerte-le sonreí falsamente-. Vamos, Alonso-le agarré el brazo y lo llevé hasta el kiosco.

-Oye, dijiste que me ibai a ayudar-me recordó.

-Eso estoy haciendo-me defendí-. Te explicaría la mierda, pero...-suspiré-, erí muy hueón para cacharla.

-Tengo que saber tu plan, estafadora.

-Es tu plan, no mío.

-Bueno, si te preocupa tu amiga entonces es tu plan también.

-Uy, sí sé. Ya, cómprame algo y te lo cuento-lo chantajeé.

-Cha, la culiá patúa-se quejó-, no tengo plata.

-Yo tengo po ahueonao-le pasé mis moneas todas mojás y calientes por mis manos sudadas.

-La culiá cochina-dijo el Alonso con asco.

-Chúpalo-lo empujé hacia el kiosco-. ¡Unas papas!-le grité.

Se me antojaron unas papas fritas donde vi a un pendejo comiendo. Estaba cuidándome, pero las papas fritas son las papas fritas po. Lo malo es que las hueás cuestan como una luca. Bueno, no tanto, pero están caras igual. Antes costaban $100 y ahora está como a $500. Kiosco culiao carero.

-Aquí tení tus hueás-me tiró el paquete de papas el conchesumare.

-Gil culiao de mierda-le pegué después de recoger las hueás del suelo-. Ten cuidao pa la otra, no vei que las hueás se muelen. Gasté plata por las puras.

-Sorry, es que... estoy enojao.

-¿Quién?-le pregunté echándome una papa en el hocico.

-Yo po.

-¿Quién te preguntó?-me reí como enferma con las papas en la boca.

-Hueona pesá-me miró feo-. Ya, cuéntame la hueá al toque antes de que... haga alguna hueá pa cagarte.

-Atrévete po-lo desafié, pero me miró con cara de "ya po, hablemos en serio" así que tuve que ceder-. Ya, mira, la hueá es bien simple. La Lidia está interesá en el hueón, no en vo, así que cómete una mina en frente de ella, y va a volver a tus brazos. Fin.

Enamorá de un ahueonaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora