- ¡Lidia, mi bebé! -me abrazó mi mamá-. ¿Cómo te fue? ¡Te eché de menos!
- ¡Mi niña! -me abrazó mi abuela también.
-Me fue bien. Yo también las eché de menos -les sonreí a ambas.
- ¿Tu papá te alimentó sano?
-Sí, mamá-puse los ojos en blanco cuando le respondí.
-¿Y ese culiao no viene a saludar? -preguntó mi abuela.
-No quiso... -miré a mi mami.
-Mejo r-dijo mi mamá-. ¿Cómo te fue en el colegio? -cambió de tema.
-Bien...
Pésimo.
-Vamos a tomar once mejor y copuchamos -me guiñó un ojo mi abuela.
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Otro lunes en la mañana. El día que más odio en mi vida.
- ¡Lidia, despierta que vai a llegar atrasá! -me despertó mi mamá.
Ugh. Odio el colegio por la chucha.
Me bañé y bajé a tomar desayuno.-Tómate todo el desayuno -me advirtió mi abuela.
Me tomé la leche al seco y me comí el pan tostado con chancho en el auto.
- ¡Pórtate bien en el colegio! -me dijo mi mamá besando mi mejilla.
-Sí oh.
Qué penca, ahora me toca química.
-Hola, hueona -me saludó la Nacha cuando llegué a la sala.
-Hola -la saludé y me senté a su lado.
-Chuta, ¿andai de malas?
-Me llegó la regla po, hueona, y más encima nos toca química con tu profe favorita -ironicé.
-¡Cállate! Vieja culiá, hueón, te juro que la odio. No sé por qué me tiene mala la maraca, soy un amor, o sea qué onda.
No la pesqué.
-Parece que no va a venir tu pololo...-me comentó mi mejora luego de un rato.
Miré para su puesto y no estaba. Él nunca llega tarde.
-Puta, nos va a cagar todo el plan.
-Necesitamos un plan B -dijo la Nacha sacando una hoja de cuaderno.
-Pensé que teníai todo planeado.
-Sí... En el recreo te digo el plan B -me guiñó un ojo.
-Si es que la vieja culiá nos deja salir po.
Y en ese momento entró la vieja de química.
- ¡De pie, niños!
Todos se pararon, excepto la Nacha y yo. Somos pajeras, ¿y?
-Señorita Cruz y compañía -nos retó la maraca.
Nos paramos igual al final.
- ¡Buenos días, niños!
- ¡Buenos días! -saludamos todos al unísono.
-Asiento. Cruz y compañía se sientan al frente mío.
¿Qué? Oh, vieja culiá por la chucha.
-Vieja hueona -susurró la Nacha guardando sus hueás pa' ir a sentarse al frente de la vieja.
-La menopausia... -comenté en un susurro, llevando mi mochila hacia la mesa que estaba al frente de la vieja.
Al menos íbamos a sentarnos juntas igual.
La vieja culiá dio una tarea y pa' mala cuea tuvimos que hacerla.