- ¿A acompañarme a mí?... ¿O a la Ágata? - le pregunté con los ojos bien abiertos.
-Eh... con la Ágata peleamos.
Ah, con razón... Ahora soy su paño de lágrimas, já.
-Me voy para mi casa, ¿le podi avisar a la Nacha?
-¿Querí que te acompañe a tu casa?
-No. Avísale a la Nacha por fa.
Me di la vuelta y me toqué la cabeza con las manos heladas, eso me relajaba.
-Lidia, espera...-me llamó el Alonso.
-¿Qué?
-Eh... ¿qué le digo a la Nacha? Me va a preguntar por qué te fuiste.
-Dile que me dolía la cabeza, ella va a cachar.
-Dale. Chao-se acercó a mí y me abrazó.
Como andaba con la regla, el hueón del Federico me molestó, la Nacha me obligó a salir, y me sentía paño de lágrimas del Alonso, no le devolví el abrazo.
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Llegué a mi casa y mi papá estaba raja en el sillón, con otra cerveza en la mano y la tele prendida, pero cuando cerré la puerta despertó.
-¿Cómo te fue? -se rascó los ojos al preguntarme.
-Bien.
Tiré la cartera en la mesa y empecé a buscar la pizza, pero no la encontré. Después abrí el refrigerador y tampoco estaba.
-En el microonda -me avisó mi papá cambiando el canal.
Abrí el microonda y ahí estaba el amor de mi vida. ¡La pizza! No el Alonso. Saqué unos pedazos, me serví coca-cola y me senté en el sillón al lado de mi papá.
-Te fue mal parece...
-No quiero hablar de eso, papá.
-Bueno. ¿Te viniste sola?
-No me pasó nada...
Me miró feo.
-No me gusta que salgai sola de noche. Es peligroso -me retó.
-Ay, si no me pasó nada. Mírame, estoy sana y salva.
-¿Y si te pasa algo? Tu mamá me mata.
-Sí sé, oh.
-Tu mamá dijo que la llamarai -me pasó su celular.
-Ah, qué lata. Mañana.
-Mándale un mensaje entonces.
-Ugh.
La llamé y después vimos una película de terror con mi papá. Esto era más bacán que andar hueviando en esa fonda culiá.
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Me despertó una llamada a las 12 de la mañana de la Nacha.
-Maraca culiá, me dejaste sola en la fonda.
- ¿No estai con caña?
- ¿Qué hueá? ¿Me estai diciendo curá?
Reí
-Tú me dejaste sola y el imbécil del Federico me empezó a molestar.
En ese instante me di cuenta de que mi papá estaba en el marco de la puerta escuchándome hablar por teléfono.
- ¿Qué? ¿En serio? ¿Qué hueá te dijo? ¿Se comieron? ¿Te gusta?
Balazos de preguntas de mi mejor amiga.