(Lidia)
Estábamos sentados en la vereda, todos mojados con el Alonso porque se puso a llover y como somos hueones, nos fuimos caminando y no en micro para nuestras casas.
-La lluvia no fue lo peor del día-le comenté desganada.
-En todo caso. Pa' que cachí el día de perro que tuvimos.
-A los perros no les pasan cosas tan pencas como a nosotros-bromeé.
-Verdad, hueón. Somos los reyes de los yetas.
-Y los reyes de los hueones-agregué.
-Es la pura verdad no más po-dijo con una risa sin ganas.
Apoyé mi cabeza en su hombro y seguimos mirando cómo caía la lluvia delante de nuestros ojos. Después de todo lo que nos pasó en el pésimo día lunes, estar mojándose en la lluvia era una hueá insignificante, y era mucho mejor que llegar a nuestras casas.
Si se preguntan cómo llegamos a este punto, la respuesta es simple. Este día estuvo premeditado para ser malo.
Horas antes...
-Mamá, me voy a ir con la Nacha y el Alonso al colegio-le avisé a mi mamá mientras me comía un pan con chancho en la mañana.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Porque... eh... porque nos queremos ir juntos-le respondí para nada convincente.
-¿Y te van a pasar a buscar?
-Nop. Nos juntaremos en el paradero.
-Ya, entonces te voy a dejar al paradero-dijo ella y siguió preparando su café.
-¡Pero mamá! Ya po, si quedamos de acuerdo.
-¡Tú no me preguntaste nada! -dijo con la voz un poco alzada.
-Pero si es una cuestión insignificante.
-No, no, no. Te voy a ir a dejar yo al colegio y punto.
Suspiré con cansancio.
-¿Qué tengo que hacer para que me dejí? -intenté convencerla nuevamente.
-Ya te dije que no te doy permiso y punto.
Subí con rabia a mi pieza para llamar a mi prima, la Belén.
-¿Aló? -contestó ella.
-Belén, mi mamá está haciendo show, no me dejó ir al paradero sola. Me quiere ir a dejar ella al colegio.
-Pucha, ¿en serio?
-Sí, ¿qué hacemos?
-Eh... a ver, no sé-dijo un poco nerviosa-. ¿No se puede llegar después a la citación?
-No po, es a las ocho.
-Pucha... eh... ¡escápate!
-¿Qué? ¿Estai loca, Belén? Me va a sacar la cresta después.
-Puta, sorry, pero no se me ocurre nada mejor po, Lidia.
Suspiré nerviosamente.
-Ya, pero por fa llega temprano a la citación-le supliqué.
-Sí, obvio. Me voy al tiro.
-Ya, chao.
-Chao.
Corté la llamada y me pasé las manos por la cara. Mi mamá me iba a sacar la chucha por no hacerle caso.
Bajé las escaleras silenciosamente, agarré mi mochila y abrí la puerta con cuidado.
-Mamá, me voy al colegio-grité y salí corriendo a la calle.
