¿Por qué el inspector me sacó de clases a mí? ¿Por qué el Fede está afuera? ¿Qué hueá hicimos? ¿Acaso el culiao me acusó por molestar? No cacho ni una hueá de lo que está pasando. ¿Qué sucede?
-¿Qué onda? -le susurré al Fede mientras caminábamos por el pasillo detrás del inspector.
-No cacho, pero parece que descubrieron nuestro pololeo secreto-me guiñó un ojo.
-Tú hablai puras leseras-le dije negando con la cabeza y con una sonrisa en mis labios.
-Igual te gustaría.
-Obvio, me encantaría-dije con un tono nada sarcástico, pero en realidad era con sarcasmo.
-Lo admitiste.
-Era sarcasmo.
-Era tu voz normal, no tu voz sarcástica.
-Tú no conocí mis tipos de voces.
-Te conozco más de lo que creí, Lidia.
-Eso sonó psicópata.
-Publicai muchas canciones en inglés en Facebook.
¿Éste culiao me psicopateó en Facebook? La volá. Nunca se me pasó por la mente que el culiao me hubiera psicopateado.
-¿Me psicopa...?
-A la oficina de la directora-me interrumpió el inspector.
Ya habíamos llegado al pasillo en donde estaban todas las oficinas, y yo no me di ni cuenta. ¡Nos quería ver la directora! ¡Conchetumare! ¿Qué hueá tan grave hice para que me llamara la directora?
Con el Fede nos miramos a los ojos por unos segundos, y luego caminamos hasta la puerta de la oficina de la directora.
El Fede abrió la puerta y me hizo un gesto con la mano para que pasara.
Ahí estaba la vieja culiá de la directora, firmando unos papeles, creo,
-Permiso-cije.
Ella levantó la vista de sus papeles y nos miró.
-Adelante, niños.
-¡Buenos días! -le dijo el Fede.
-Buenos días-respondió ella-. Tomen asiento.
Nos señaló los asientos que estaban delante de su escritorio y nosotros nos sentamos.
-Supongo que saben por qué los llamé-dijo ella.
-En verdad, no tenemos idea-respondí.
-¿Y tú Federico?
Él negó con la cabeza.
-Tampoco-respondió.
-Bueno. Ustedes saben que yo odio que los alumnos de mi establecimientos se vean envueltos en peleas.
¿Qué hueá ésta vieja hueón? ¿Piensa que peleé con el Fede o qué hueá?
-Ah, ya sé por qué lo dice-dijo el Fede acomodándose en la silla relajadamente.
-¿Y tú, Lidia? -me preguntó la vieja.
-Todavía no.
-Te mostraré un vídeo para refrescarte la memoria.
Sacó el medio celular y puso un vídeo.
¡Era un vídeo de mi pelea con la flaite reculiá!-Aaaaah-comenté.
Cuando la flaite empezó a hablar, miré al Fede y me cagué de la risa junto con él.
El vídeo terminó y nosotros seguíamos cagaos de la risa,-Yo no le veo la gracia-comentó la directora con una cara seria.