Desperté y todo estaba oscuro. ¿Qué hora era? ¿Me quedé dormida, o qué hueá? Me quedé unos segundos acostá porque me daba paja levantarme. Prendí el celular y eran las 7:02 de la mañana. Me maldije interiormente porque tenía la esperanza de haberme quedado dormida para no ir al colegio culiao, pero debía ir para acompañar a la Nacha.
Ayer me acosté temprano porque estaba depre por el desprecio del Federico. Ahora que lo pienso, qué hueona fui por llorar por esa hueá tan insignificante. Estoy segura de que los síntomas premenstruales me estaban afectando, y la espinilla que tenía en la frente lo comprobaba. Por suerte, mi pelo la tapaba, o si no me moriría, porque la espinilla culiá es más grande que la chucha.
No sé por qué cresta mi regla termina siendo conectada con el ahueonao del Federico. Es como si ese hueón fuera Andrés en carne propia, y llegó a mi vida para huebiarme.
También, mi otra teoría, es que tenía demasiado llanto contenido, porque no había llorado hace... meses, creo. Entonces por la más mínima hueá que me dio un poco de pena, exploté. Típico de mina.
Decidí levantarme al tiro, y no a las 7:20 como normalmente me levanto. Tenía un plan que hacer. Arreglarme un poco más. Y tenía que ocupar el baño antes que mi mamá.
Cuando entré en el baño, después de lavarme todo, las presas y la cara, saqué todo mi maquillaje: sombras, labiales, delineadores, polvos, bronceadores, correctores de ojeras, bases, y todas las hueás.
Decidí ponerme una sombra clara con brillitos, en los párpados. Después me puse delineador. Base, pero súper poca. Polvo para fijar la base. Me encrespé las pestañas y me puse rímel. Y me eché un brillito en los labios.
Cuando me estaba alisando el pelo, mi mamá entró al baño.
-Te vai a electrocutar vo tanto que te alisai la cagá de pelo-me dijo mi mamá y se sentó en la taza del baño, a pesar de que yo estaba ahí.
-Oye, ¡estoy ocupando el baño! -le reclamé.
-Mala cuea. Hay uno solo y hay que compartirlo.
-Pu... cha-dije.
Casi digo puta.
-¡Te voy a volar los dientes si te escucho decir un garabato! ¿Escuchaste cabra culiá?
-Ya oh, le dai color.
-Sí, ¿y?
-Ya, pa' qué tan chora-me reí-. Oye, ¿a qué hora llegaste ayer?
-A las qué te importa.
Chucha, parece que se levantó con la pata izquierda.
-Se dice "a las queti" -la corregí.
-¡Deja de corregirme, cabra hueona!
-Uy, ya. Mejor me voy, el aire se contaminó. Y lo digo en serio-desenchufé el alisador de pelo y salí corriendo del baño antes de que mi mamá me pegara.
**
-¡Oh, que te veí linda culiá! -me dijo la Nacha cuando llegué a la sala.
El Alonso estaba conversando con ella y giró la cabeza como el exorcista para verme. Olía a reconciliación entre ellos.
-Gracias-le dije.
-Lidia, te veí... bonita-dijo el Alonso.
Le sonreí y justo tocaron la campana.
-¿Ustedes se reconciliaron? -les pregunté.
-Sí-dijo la Nacha y lo abrazó brutamente.
-Al fin.