(Alonso)
Una calurosa sensación en mi cara me despertó de mi largo sueño en el que comía una torta de chocolate más grande que mi "campeón". ¡Sol culiao!
Miré la hora en el celular. Las 11:01. Era más temprano que la chucha para mí. Los fines de semana siempre dormía como hasta las 15:00 de la tarde.
Intenté dormir de nuevo pero la cancioncita de mierda de Jorge el curioso no me dejó.- ¡Sofía, bájale el volumen a la tele! -le grité a mi hermana de 4 años y me cubrí la cabeza con la almohada.
De repente se abrió la puerta de mi pieza.
¡Puta la hueá!
Amaba a mi hermana y todo, pero hueveaba más que la chucha en las mañanas.
- ¿Qué pashó Alonsho? -me preguntó con ternura.
No me podía resistir a mi hermanita.
Me saqué la almohada de la cabeza, me senté en la cama y tomé en brazos para sentarla a ella en mis piernas.-Tení muy fuerte el volumen po, Sofi -hice un puchero y la abracé.
-Lo siento -me respondió.
Me reí. Mi hermana y su hablamiento de agrandá...
Le empecé a hacer cosquillas hasta que se aburrió y fue a ver Jorge el curioso, o a terminar de verlo, mejor dicho.
Me duché y después bajé a tomar desayuno.
-Hola, hijo -me saludó mi papá dándole un sorbo a su café-. ¿Y ese milagro que despertaste tan temprano?
-Uh, verdad -lo apoyó mi mamá sirviéndome leche y besando mi cabeza.
Le dan color. Ni que fuera tan raro que despertara temprano.
-Desperté temprano porque... la vida es una sola y hay que disfrutarla.
Mis papás se miraron y se empezaron a burlar.
- ¿Te despertó la Sofi, cierto? -me preguntó mi mamá entre risas.
-Sí. Le sube mucho a la tele, me carga.
-Tenle paciencia a tu hermana -me aconsejó mi papá tocando mi hombro-, después cuando crezca vai a extrañar que sea chica.
-Es verdad... -lo apoyó mi mamá.
- ¿Y la Sofía ya tomó desayuno? -pregunté extrañado de que no estuviera jugando Angry Birds con la Tablet en la mesa.
-Hace rato que tomó desayuno.
-Ah...
-Vamos a ir a la feria -me avisaron-, ¿nos vai a acompañar?
Me sorprendió la pregunta. Ellos sabian que me daba caleta de paja ir a la feria.
-No, qué paja.
- ¿Y vai a salir hoy día? -me preguntó mi viejo.
-No hay ningún carrete, así que no... Ah, pero quiero salir a almorzar al mall.
- ¿Con la Ágata?
Mi mamá tosió.
-Papá... -tomé aire-, terminamos con la Ágata.
Me miró arrepentido por la pregunta.
-Oh... Disculpa, hijo... -me dijo medio triste.
Ni yo estaba triste, ¿por qué él lo estaba?
-Nah, tranqui, si no me importa -sonreí-. Yo terminé con ella.
-¿Ah, sí? -preguntó mi papá-. ¡Hijo de tigre! ¡De león!
Nos reímos los tres.
-Mejor -comentó mi mamá por fin. Estuve esperando toda la semana que me diera su opinión, y ahora era el momento-. Nunca me gustó esa cabra.