XXXIII

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-¡Puta la hueá! -se quejó la Nacha-. ¡Quiero salir de esta casa de mierda, por la cresta!

Con el Fede nos miramos.

-¡Ni siquiera tenemos plata en el celu pa llamar a alguien que nos venga a buscar! -siguió quejándose mi amiga.

El Fede se movió un poco y me pasó su celular. Era el medio celu sí, no como el mío que valía callampa, pero por lo menos tengo Android.

-Tengo el celu con luca-dijo con su voz de moribundo.

-¡Avisa antes po! -lo retó la Nacha-. Ya, Lidia. Llama al toque a tu papá.

El fondo de pantalla del Fede era una foto de él con su mamá. Me dio tanta ternura. La suegrita era linda y joven, igual que su hijo no más po. Todavía me acordaba cuando fue tan amable conmigo en el baile. Me había ganado a la suegra conchetumare. ¡Éjale! ¡Viva Chile, mierda!

En lugar de escribir el número de mi papá, escribí el mío y lo guardé como "♡Lidia" para salir de las primeras en sus contactos.

-¿Marcaste?-me preguntó la Nacha sin paciencia.

-Relax, si la noche es joven.

-Ya po, Lidia. ¡Si me duelen las patas! -se quejó.

-Pa qué viniste con tacos po.

-Hueona, son "tacos" de tres centímetros.

-¿Entonces por qué te quejai?

-Porque me duelen po.

El Fede se agarró la cabeza.

-Hueona, cállate, que al Fede le duele la cabeza.

-¡Y a mí las patas! -gritó la Nacha.

Saqué mi celu para ver el número de mi papá y anotarlo en el celu del Fede para llamarlo, y después le pasé mi celu al Fede.

Me miró confundido.

-Anota tu número-le respondí.

-Ya, después intercambian números-nos retó la Nacha-. Hueón, ¿no entienden que me duelen las patas?

-Siéntate...-le aconsejó el Fede.

-Hueón, qué asco. El pasto está lleno de vómito.

-Acá no-le dije.

-Igual hay olor. ¿Llamaste o no?

-¡Estoy llamando conchetumare! No me contesta este viejujo.

-Llama a tu mamá entonces, pero rápido que mis patas no dan más.

Marqué a mi mamá de mala gana. No quería hablar con ella, seguía enojá po.

-Tampoco contesta hueón. ¿Qué hueá están haciendo que no contestan?

-Culiando-respondió la Nacha.

Los tres nos reímos.

-Ya... no me hagan reír... que me duele-se quejó el rico del Fede.

-Sorry-se disculpó mi amiga.

-Se odian más que Tom y Jerry y van a andar culiando-dije negando con la cabeza.

-Existen los remember's, ahueoná.

-¡Ni un viejujo contesta, por la chucha! -me quejé-. ¿Tu mamá podrá venir a buscarnos? -le pregunté a la Nacha.

-Mi mamá es más floja que la cresta. Además es peligroso que venga sola. No tenemos ni auto, hueón. Maldita pobreza.

Me agarré la cabeza.

Enamorá de un ahueonaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora