Capítulo 3 (Editado)

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Hace 11 años, San Mungo, habitación de Lily Potter...

Los Potter miraron algo asustados al director de Hogwarts, pues este debería haber sido un día solo de buenas noticias.

-¿A qué malas noticias se refiere exactamente, director?-preguntó preocupado Remus Lupin.

-Hoy he sido testigo de una profecía, mis queridos muchachos, y me temo que no augura cosas tan buenas como me esperaba.-el semblante de Dumbledore era serio, cosa que alarmó a todos.

-¿Q-Qué de-decía la pr-pro-profecía?-tartamudeó Peter Pettigrew.

-Antes de nada, debemos asegurarnos de que nadie nos escucha.-advirtió Dumbledore poniendo varios hechizos de privacidad y de detección de proximidad en la habitación.-La profecía decía así- Empezó a decir acercándose a ellos.

El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de quienes lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... El Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso desconoce... Un poder que el mismo Señor Tenebroso podrá utilizar si escoge erróneamente... A luz él podrá salvar... O su alma herida curará, al lado de aquel al que amará eternamente... Y juntos, en la oscuridad, hallaran el camino hacia la paz...

Los presentes quedaron boquiabiertos, con su mirada posada en los niños con respeto, hasta que Lily Potter se dio cuenta de algo.

-Director... ¿De cuál de los dos habla la profecía?

Las miradas se dirigieron hacia el director, pues no se habían percatado de aquel pequeño detalle.

-No lo sé, querida.-contestó Dumbledore con franqueza.-La verdad es que me preocupa mucho lo que dice la profecía sobre escoger mal.

- Está diciendo que si nos equivocamos al pensar que uno de los dos es al que se refiere la profecía, eso provocará que el verdadero niño de la profecía se una a Voldemort.-dijo Remus, pensativo.

-¿Podría ser que el niño de la profecía sea el mayor de los dos?-preguntó Sirius.- Porque si es así, sería Harrison.

-Pero a lo mejor Abraham resulta ser más poderoso e inteligente que Harrison con el tiempo, y él resulta ser el niño de la profecía.-apuntó James Potter.

-¿Qué deberíamos hacer, director?-preguntó preocupada Lily Potter, la aterraba pensar que alguno de sus hijos sufriera el destino de ser el niño de la profecía, y que el otro se sintiese discriminado porque su hermano era "especial".

-De momento los criaréis como si fueran iguales, hasta que estemos seguros de cuál es el niño de la profecía, ambos serán tratados de igual forma, y yo personalmente les enseñaré magia antes de que ingresen a Hogwarts por igual.-declaró Dumbledore. Todos asintieron en respuesta, apoyando la idea y los Potter pudieron respirar tranquilos, no querían hacer diferencias entre sus pequeños.

 Todos asintieron en respuesta, apoyando la idea y los Potter pudieron respirar tranquilos, no querían hacer diferencias entre sus pequeños

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Actualmente, Hogwarts, Sala Común de Slytherin...

Harrison se encontraba leyendo un libro sobre rituales oscuros en la Sala Común. No tenía miedo de leer algo así en público, pues sabía que nadie se atrevería a irse de la lengua, además, era la casa de Slytherin, todo lo que ocurría dentro de la Sala Común, se quedaba en la Sala Común.

-Hola, Harry.-dijo una voz detrás del sillón que estaba ocupando el pequeño ángel, voz que Harrison identificó como la de Draco Malfoy.

-Hola, Draco.-contestó Harry, cortésmente, mientras veía al niño rubio sentarse en el sillón continuo.- ¿Otro paseo nocturno antes del toque de queda? ¿O estabas espiando a ciertos gemelos pelirrojos?

Draco se sonrojó en respuesta, pues Harry había acertado, de nuevo. Desde que había descubierto la obsesión de Draco por los gemelos Weasley no dejaba de relacionar todo lo que el dragón hacia con ellos.

-No estaba espiándolos, solo los observaba porque pueden ser posibles aliados...-dijo Draco, su voz bajaba de tono a medida que terminaba su réplica.

-Sí, claro.-contestó Harry, con un claro tono de sarcasmo presente en su voz.

-¡Tú dijiste que podrían serlo y que mantuviéramos un ojo puesto en ellos por si acaso!-exclamó Draco, totalmente indignado por la burla de su amigo.

-Sí, eso dije.-confirmó Harry.-Pero no me refería a que teníais que hacerlo todos los días justo antes del toque de queda. Se puede mantener un ojo puesto en ellos durante el día, en los descansos, en el Gran Comedor, en los pasillos...

El sonrojo aumentó varias tonalidades, pues había sido descubierto de nuevo. Pero él también tenía un arma contra Harrison.

-¿Y qué hay del profesor Novikov?-preguntó Draco con picardía.

Ahora fue el turno de Harrison de sonrojarse.

-¿Qué pasa con él?-devolvió la pregunta, tratando de hacerse el desentendido, pero ya era tarde, pues Draco había visto su sonrojo y sonrió victorioso.

-¡Te gusta!-exclamó, lo que hizo que el sonrojo en las pálidas mejillas de Harrison se intensificara.

-No sé de qué estás hablando.-contestó mientras se levantaba y trataba de esconder su sonrojo tras su larga cabellera, que llevaba suelta y le llegaba algo por debajo de los hombros.-Me voy a dormir, buenas noches.

-¡No podrás huir de mí siempre, Riddle!-gritó Draco a sus espaldas mientras reía. Ahora ya estaban igualados.

A la mañana siguiente los alumnos de Slytherin miraban divertidos el intercambio entre Draco y Harry, y los otros integrantes del círculo interno intentaban descubrir de qué iba toda aquella discusión

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A la mañana siguiente los alumnos de Slytherin miraban divertidos el intercambio entre Draco y Harry, y los otros integrantes del círculo interno intentaban descubrir de qué iba toda aquella discusión.

-Admítelo de una vez, Harry.-estaba diciendo Draco en ese preciso instante.

-No voy a admitir nada porque no sé de qué me estás hablando.-contestó Harry, haciéndose el desentendido, cuando sabía perfectamente que había sido descubierto por su rubio amigo.

-¡Se puede saber de qué estáis hablando!-estalló al fin Pansy Parkinson.

-De que a Harry le g-...-Harry pegó los labios de Draco con un hechizo no verbal.

Todos se giraron hacia el anteriormente nombrado, pues toda la Sala Común estaba atenta a la conversación, porque querían saber cualquier información que pudieran obtener sobre el chico, ya que no sabían prácticamente nada sobre él, aparte de que podía hablar parsel y que era un prodigio.

Harry solo se encogió de hombros con indiferencia y se levantó del sillón en el que estaba sentado diciendo:

-Deberíamos irnos ya si no queremos llegar tarde.

Todos se pusieron de pie inmediatamente, incluido Draco, pues un Slytherin nunca llega tarde. Aunque los del círculo interno pensaban interrogar a Draco hasta sacarle toda la información que poseyese, y que el rubio estuviera dispuesto a darles, desde luego. Porque no había nadie mejor que Draco, a excepción, quizás, de Harrison, a la hora de guardar un secreto.

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