Capítulo 20 (Editado)

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-¡Harry, baja de una vez o perderás el tren!-gritó Regulus desde la planta principal de la Mansión Slytherin.

-¡Ya voy, mami Reg!-contestó Harry, que se estaba acabando de recoger el pelo en una cola baja en el baño de su nueva habitación. Esta había traído largas discusiones por los colores entre Sirius y las demás serpientes, pero al final habían llegado a un resultado que sintetizaba ambas posturas. Y que en su opinión quedaba genial.

Era 1 de septiembre, el verano se había pasado y era hora de volver a clase. Harry estaba ansioso por presumir de sus nuevos apellidos y de sus nuevos padres ante sus amigos. También había metido una fotografía en su baúl del pequeño bebé Octans gateando con una mirada brillante de curiosidad por la sala de la Mansión para presumir de él ante las chicas.

Aunque, por supuesto, sabía que Draco no se iba a quedar atrás, pues unos tres días después de la mudanza de Sirius, Regulus y Severus a la Mansión Slytherin, la madre del rubio había dado a luz a dos hermosos bebes. Dos pequeños e idénticos rubios, con la única diferencia de que uno era un rubito y el otro, una rubita. A él lo nombraron Lynx y a ella Lyra, sin embargo, a parte de su género eran idénticos, justo como los gemelos Weasley.

Harry estaba seguro de que Draco también pretendía presumir de sus nuevos hermanitos con las chicas, y por ello, el ojiesmeralda sabía con certeza que su mejor amigo se estaba llevando un álbum de fotos completo de sus hermanitos con él. También sabía que su amigo iba a presumir de su nueva escoba, la Nimbus 2001, que Lucius le había comprado para que la usara en las pruebas para entrar al equipo de Quidditch. Draco llevaba todo el verano practicando para poder entrar al equipo y la pequeña serpiente estaba segura de que Draco era el mejor jugador de su curso, y muy probablemente, el mejor jugador de Slytherin, ahora solo faltaba demostrarlo.

Harry estaba de lo más ansioso por volver a Hogwarts, aunque no le hacía mucha ilusión volver a ver a su querido hermano, pero eso era un sacrificio necesario.

En este instante Harry, Sirius, Regulus, Cygnus, Corvus y Octans se encontraban en el andén 9 y 3/4 empezando a despedirse, ya que eran las 10:30 y el tren partía a las 11:00 y los Malfoy les habían avisado de que llegarían muy justos, pues los pequeños bebés se lo estaban poniendo muy difícil, ya que habían resultado ser unos traviesos, a diferencia de Octans. Pero algo los distrajo, o más bien alguien.

Un chico pelirrojo, también de segundo año, seguido por sus padres, se acercó a ellos.

-Hola, Harry. ¿Qué tal el verano?-dijo con demasiada efusividad el chico pelirrojo, también conocido como Abraham Potter.

Harry rodó los ojos con exasperación, pero evitó mirar a sus padres biológicos deliberadamente, no quería que lo reconocieran, si es que no lo habían hecho ya.

-Te tengo dicho que no me llames así, Potter.-siseó con enfado Harry por haber sido interrumpido mientras se despedía de su familia y se giró otra vez a mirar a los adultos que lo acompañaban, por lo que no vio la mueca en el rostro de su hermano ni como sus supuestos padres se paralizaban al reconocer a Sirius.

-¿S-Sirius?

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