Capítulo 37 (Editado)

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Después del regalo de Draco, la fiesta continuó con la programación original de Molly y Arthur, sin tener en cuenta a los invitados inesperados, claro.

Después de que todo el mundo acabara el pastel, le siguieron los regalos. Los cuales fueron traídos por Bill y Charlie a la carpa. No había ningún regalo destacable; ropa, pociones y otro tipo de cosas totalmente normales. Al terminar de desenvolver todos los regalos y agradecer a las personas que les habían hecho los regalos. Los gemelos se miraron extrañados entre sí preguntándose donde estaban los regalos de los miembros de la secta. Y miraron directamente a los miembros buscando una explicación.

Al notar su extrañeza, Lucius sonrió cortés y habló por todos.

-Nuestros regalos están en vuestra habitación.-aquello a Molly no le hizo ninguna gracia.-Y están encantados para que solo los podáis abrir vosotros, cuando estéis a solas. Oh, y también son indestructibles, solo por si acaso.-Lucius sonrió con sorna a los patriarcas de la familia Weasley.- Como sois tantos hermanos no queríamos arriesgarnos a que alguno de ellos destruyera nuestros costosos-el rubio mayor hizo énfasis en "costosos"-regalos en un ataque de celos. Como dicen los muggles, es mejor prevenir que curar, ¿no?

Todo aquel que no fuese miembro de la secta quedó estupefacto ante la tranquilidad del lord sangre pura al citar un dicho muggle. Pues todos los presentes sabían lo puristas que los Malfoy siempre habían sido. La primera en recuperarse del shock fue Molly Weasley, quien contestó:

-Claro, por supuesto. Ha sido todo un detalle de su parte, Lord Malfoy.-Ambos se sonrieron, obviamente de forma falsa, el uno al otro.

Pero justo en ese momento Arthur Weasley se dio cuenta de algo.

-Por cierto, Severus,-el pocionista fijó toda su atención en el hombre al momento de oír su nombre.-no nos has presentado al chico, tu hijo adoptivo, si no me equivoco.

Aquellas palabras consiguieron que todos fijaran su vista en Harry, todo el mundo, incluidos los Potter. Lily le miró, pero apartó la mirada en seguida sin fijarse mucho, a parte del hecho de que el niño tenía los ojos verdes, se parecía mucho a su Harry, y ese detalle casi provoca que se desmaye allí mismo si no hubiese sido por James, el cual tenía la vista fija en el niño, sin perderse ni un solo detalle de sus facciones ni de sus reacciones.

-Sí,-Severus tosió con nerviosismo dado que se había percatado de las reacciones de los Potter para con su hijo.-él es Harry, tiene la misma edad que Draco, Ron y Abraham, y es mi hijo adoptivo. Mi marido y yo le hemos adoptado este verano. En ese momento no esperábamos tener un bebé propio, y menos tan pronto. Pero todo ha sido una grata sorpresa para nosotros.-la incomodidad de Snape era notoria, pero él haría todo lo que fuera necesario para llamar la atención de los presentes hacia su persona y alejarla de su bebé, si era lo necesario. No dejaría que los Potter se llevaran a su hijo lejos de él y el resto de su familia. Antes muerto.

-Lo adoptasteis...-murmuró James Potter, que por fin se había dado cuenta de quién era Harry en realidad.

El alivio, la alegría y el agradecimiento porque su hijo perdido estuviese vivo fueron rápidamente sustituidas por la rabia, la traición y la alteración al darse cuenta de que Severus y Sirius sabían la verdad, muy probablemente los Malfoy también la sabían, y no les habían dicho nada. Habían encontrado a su hijo muerto, vivo, y, en vez de decírselo, se lo habían quedado para ellos y lo habían adoptado para que no pudieran recuperarlo.

James no quería ni pensar en las horribles mentiras que le habrían metido en la cabeza, en lo que le habrían dicho sobre ellos para que Harry se estremeciera de esa forma con solo oír su voz, como si le temiera. Le habrían contado una sarta de falacias sobre ellos, para que los odiara, pero ellos eran sus padres, su hermano, su familia. Siempre lo fueron y siempre lo serían. Nadie en el mundo querría a Harry como ellos lo hacían, Severus y Sirius podían adoptarlo y amarlo, sí, pero nunca lo amarían de la misma forma en la que lo hacían sus padres biológicos, nadie podría hacerlo.

GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora