Capítulo 9 (Editado)

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Harry despertó el día de Navidad con una pequeña montaña de regalos a los pies de su cama, cosa nada sorprendente, teniendo en cuenta lo mucho que le gustaba a Tom consentirle.

Entonces sintió algo moverse por debajo de sus ropas y un siseo muy familiar se escuchó en la habitación.

-Buenosss díasss, pequeña cría.-fue el saludo de Athan.

Athan fue un regalo que Tom le hizo por su cumpleaños número 6 después de descubrir que era heredero de Slytherin, como él.

Desde ese día no se había separado nunca de Athan y, obviamente, tampoco lo iba a hacer por las estúpidas reglas de Hogwarts. Así que la víbora se escondió en su ropa cuando subió al tren y siguió ahí durante toda la cena, de hecho la serpiente siempre iba enroscada en su torso cuando iba a clase o a cualquier otro lugar, nunca se separaban.

-Buenoss díasss, Athan.-le contestó Harry con una sonrisa mientras acariciaba su cabeza, cosa que hizo que la serpiente emitiera un sonido parecido al ronroneo de un gato.

-Essste año hass recibido muchosss regalosss para ssser Yule, pequeño.-Comentó Athan, de manera casual.

-Essso esss ssseguramente porque misss compañerosss me han enviado regalosss también.-fue todo lo que contestó Harry antes de empezar a abrir los regalos que había a los pies de su cama.

El primer regalo que abrió era una colección entera de libros sobre nigromancia que llevaba queriendo desde hacía dos años y que Tom le prometió que le compraría en cuanto encontrara a alguien que pudiera darle clases en ese campo. Que esos libros estuvieran ahí significaba que por fin iba a poder estudiar nigromancia, ¡y encima con un nigromante que ya tuviera alguna experiencia en ese campo de la magia!

El siguiente regalo era de Chavda, eran más libros, pero estos consistían en una colección especial sobre artes oscuras. Al parecer Draco también había decidido unirse al grupo y le había regalado un libro sobre pociones avanzadas que, Harry sabía con certeza, era una copia de uno de los libros exclusivos de la biblioteca privada de los Malfoy que Harrison le había pedido a Lucius Malfoy hacía tiempo y que este le prometió dejarle leer algún día. En total, entre Tom, Chavda y Draco había conseguido unos 11 libros más para su colección, que ya era lo suficientemente grande con la biblioteca privada de Tom más todos los libros que había heredado de sus antepasados.

Se moriría y aún no habría terminado de leerlos todos.

Suspiró antes de seguir abriendo los otros regalos. Como supuso había muchos de su círculo interno.

Pansy le había regalado un set de perfumes, Daphne una túnica de seda India de color turquesa junto con unas botas a juego de piel de dragón, Blaise le había regalado unos dulces italianos muy extraños y Theo una capa impermeable hecha de plumas de hipogrifo.

Harry miró con horror el papel verde Slytherin que envolvía el siguiente regalo que había en su pila. Reconocería ese papel de regalo incluso con los ojos cerrados. Malditas chifladas.

-Juro que sssi esss otro vessstido mataré a Bella en cuanto la vuelva a ver.-siseó Harry, antes de abrir, con terror, el regalo de las hermanas Black.

Para su fortuna, Narcissa era la encargada de los regalos de Yule ese año, cosa que el niño supo nada más ver el set avanzado de pociones, el cual, muy curiosamente, Harry estaba seguro de necesitar para hacer las pociones indicadas en el libro de los Malfoy.

Harry sonrió con alegría. Le escribiría una larga carta de agradecimiento a Narcissa. Definitivamente amaba a esa mujer. El pelinegro la podía ver en su mente, guiñándole un ojo con diversión a espaldas de la loca de Bellatrix. Aunque, cabe decir, que la rubia también tenía sus momentos.

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