Capítulo 48 (Editado)

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Al día siguiente, todo fue normal por la mañana, sin embargo, por la tarde todos los alumnos se congregaron a las afueras del colegio, donde observarían llegar a las otras escuelas participantes del Torneo de los Tres Magos. Draco había arrastrado a todo el círculo interno, estando demasiado emocionado por la llegada de Krum como para preocuparse de darse cuenta de los celos que irradiaban sus pelirrojos novios.

-¡Llegarán en cualquier momento!-estaba exclamando.- ¡En cualquier momento, Harry!

Draco había decidido que podía perdonar a Harry con tal de tener a alguien a quien gritarle al oído, por muy en desacuerdo que Harry hubiese estado. Pero era Draco, al final siempre conseguía lo que quería, por lo que el pequeño ojiesmeralda tuvo que resignarse.

Llevaban varias horas esperando y ya estaba empezando a atardecer cuando, de repente, en el cielo aparecieron unos enormes pegasos que tiraban de un carruaje. Todos exclamaron, Daphne y Pansy las que más, puesto que siempre habían querido tener un pegaso y sus padres nunca las habían dejado. En cambio, Draco solo se impacientó, más de lo que ya estaba.

-Ese debe de ser el carruaje de Beuxbatons.-comentó el rubio, para después empezar a mirar alrededor, intentando detectar por dónde llegaría la escuela de Durmstrang.- ¿Dónde está?

Harry rodó los ojos, al mismo tiempo que Fred y George se cruzaban de brazos y resoplaban en desaprobación, provocando las risas de todos los miembros del círculo interno.

-Ya llegará, Draco.-Harry miró el agarre, para nada ligero, que Draco tenía en su brazo con los ojos entrecerrados.-Y deja de agarrarme el brazo como si quisieras arrancármelo, para eso tienes a los gemelos.

Draco miró a Harry, luego a su brazo, otra vez a Harry y por último a los gemelos. Se encogió de hombros y se tiró encima de los pelirrojos, que lo recibieron encantados.

Inmediatamente después de eso se empezaron a oír exclamaciones de algunos alumnos, todos se giraron a mirar hacia el Lago Negro. De las aguas del Lago se empezó a ver como salía un barco, Draco se soltó de los gemelos al ver aquello, dejándolos algo enfadados.

-¡Es Durmstrang!-exclamó Draco con ilusión.- ¡Krum ya está aquí!

Todo el círculo rodó los ojos con igual sulfuro. Por supuesto que a Draco solo le importaba que hubiera llegado Krum.

Después de eso los alumnos y los directores se bajaron de los respectivos medios de transporte con los que habían llegado y fueron guiados por los profesores y alumnos de Hogwarts hacía el Gran Comedor. Una vez ahí, las dos escuelas se dividieron entre las mesas de Ravenclaw y Slytherin. Draco se emocionó tanto cuando Krum se sentó delante de él que casi le da un infarto ahí mismo, de no haber sido por Harry, Orien y sus buenos reflejos.

Dumbledore dio un discurso muy bonito y formal, dándoles la bienvenida a ambas escuelas y sus directores para luego pedir que trajeran algo.

Filch trajo una cosa, tapada por un manto brillante que llamó la atención de todo el mundo, y de Harry en particular, al cual le brillaron los ojos de forma diferente cuando sintió la magia que había en lo que fuera que escondía el manto. Por suerte, Harry bajó la cabeza a tiempo para que nadie viera ese brillo en su mirada, nadie excepto Tom y Severus. Siendo este último el más intrigado al respecto, por lo que miró a Chavda en busca de respuestas, pero se lo encontró observando preocupado a Dumbledore, como si temiese que este hubiese visto algo, lo que hizo que Severus frunciera más el ceño. Ya hablaría con ellos más tarde.

Dumbledore dio un toque a la tela, esta cayó, revelando un enorme y hermoso cáliz que impresionó a muchos. Harry sintió sus manos temblar y un grito en su interior. Se contuvo, pero sabía que no sería por mucho tiempo.

Mientras tanto, Draco estaba en otro mundo. Sí, el cáliz era hermoso y espectacular, y sí, el ministro estaba dando un discurso, y sí, el Torneo era el evento del siglo y bla bla bla... Pero es que Viktor Krum, ¡Viktor Krum! estaba sentado justo en frente de él. ¡El mismísimo Viktor Krum! ¡Quería gritar, quería saltar sobre él! ¡Por Merlín y Morgana! ¡Tenía a Krum en frente! ¡Y era tan guapo! ¡Y tan buen buscador! ¡Y tan sexy! ¡Y tan...! ¡Ah! ¡Tan Krum!

Pero sentía la mirada de alguien encima de él, por lo que se estaba empezando a incomodar, así que buscó a quien lo observaba, para encontrarse a dos gemelos pelirrojos que parecían a punto de doblar dos cucharas con la simple fuerza de sus manos por la rabia. Por un momento, Draco sintió miedo de que ellos se rompiera la mandíbula de tanto apretarla.

Quizás... Quizás el rubio debía prestarles más atención a sus novios y menos al sexy buscador que tenía en frente. Sí, eso debía hacer. Empezaría desde-...

El rubio volvió a mirar al búlgaro sentado frente a él. Suspiró y apoyó la cabeza en su mano derecha.

Empezaría desde mañana. Esa noche se dedicaría a admirar a Viktor Krum, quizás fuese la última oportunidad que tenía en su vida. Dado que era un chico comprometido...

Volvió a suspirar, Viktor era tan guapo...

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