Capítulo 16 (Editado)

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Regulus, Severus y Tom, quien ahora cargaba a un pequeño y dormido Harry en brazos, entraron a la habitación de San Mungo despacio, intentando no hacer ruido mientras que miraban hacia todos los lados. Estaban tanteando el terreno, pues no tenían ni idea de con qué panorama se iban a encontrar. No sabían cómo estaría Cygnus después de lo sucedido.

Pero no tuvieron tiempo de prepararse cuando un puñetazo fue directo a la cara del menor de los hermanos Black después de que Cygnus saliera de la nada.

-¿Pero qué...?-Regulus se tocó el labio inferior, que le estaba sangrando al habérselo partido.- ¿A qué ha venido eso?- le reclamó desde el suelo.

-Eso ha venido a que mi marido y mi hijo casi mueren por tú culpa.-contestó Cygnus, mirándolo con rabia.

Tanto Tom como Severus estaban impresionados sin poder articular ni una sola palabra, pero el más viejo de los dos se recuperó antes, pues ya estaba acostumbrado a las reacciones violentas de Cygnus cuando Corvus no estaba en posición de calmarlo.

-¿Has acabado ya?-preguntó Riddle, mientras acariciaba delicadamente la cabeza de Harry cuando el pequeño empezó a removerse inquieto.

Cygnus solo asintió y les permitió acabar de entrar a la habitación donde descansaba su pareja después de haber dado a luz a su primogénito.

Severus ayudó a Regulus a levantarse y le curó el labio acariciándoselo suavemente mientras que le aplicaba un hechizo no verbal antes de seguir a la antigua serpiente dentro de la habitación.

En medio de la habitación se encontraba una cama no muy grande, vestida con unas sábanas blancas y tres almohadas en la cabecera, que ayudaban a que Corvus se mantuviese erguido para poder amamantar a su pequeño retoño.

El recién nacido era muy pequeño y se podían apreciar unos pocos cabellos negros en su cabecita. Tenía los ojitos cerrados mientras tomaba la leche de su madre y se agarraba con fuerza al dedo índice del mismo.

-Es precioso, Corvus.-dijo Tom, en cuanto dejó a Harry en brazos de Cygnus y se pudo acercar para ver mejor al hijo de ambos.-Esperemos que se parezca más a ti o será un desperdicio de aire, como el otro padre.-dijo guiñándole un ojo con complicidad al más joven antes de acariciar con delicadeza la cabecita del niño al mismo tiempo que ignoraba olímpicamente el sonido de reproché del otro profesor.

En ese momento, llegaron Lucius y Draco, haciendo acto de presencia en el mejor momento, como siempre. No por nada eran miembros de la familia Malfoy.

Al parecer, según les había contado el medimago, Corvus y Cygnus llegaron a San Mungo justo a tiempo, nada más llegar a la sala de partos, los enfermeros suministraron pociones calmantes al parturiento y luego el medimago a cargo del seguimiento del embarazo abrió a Corvus y sacó al bebé justo antes de que el cuerpo de Corvus tuviera la necesidad de empujar. Después de lavarlo, pesarlo y de hacerle las otras pruebas que se les realiza a los recién nacidos, se lo devolvió a Cygnus y le indicó que lo envolviera con su magia para poder estabilizar al niño y así, poder estabilizar su núcleo mágico también, pues el nacer prematuro provocaba alteraciones en el núcleo mágico que podrían llegar a suponer problemas muy graves en el futuro, sino se tomaban medidas de inmediato.

Al terminar de envolver al bebé con su magia, el medimago le dijo a Cygnus que debía apoyarlo en el pecho de Corvus y que éste debía hacer lo mismo, y después de eso ninguno de los dos podría separarse de su hijo hasta que hubiese pasado una semana o dos, él les indicaría cuando podrían empezar a separarse del pequeño.

-Bien...-dijo Corvus, una vez les hubo explicado todo a los otros.-Ahora vosotros nos debéis una explicación a nosotros, ¿no creéis?

Los tres acusados tragaron con dificultad antes de asentir, mientras que los Malfoy simplemente escuchaban, pues ellos tampoco tenían ni idea de qué pasaba. El pequeño rubio se apoyó contra su padre, quedando con su cabeza contra el fuerte pecho del mayor, mientras que este rodeó con brazos protectores a su hijo.

Regulus y Severus sentían que debían de estar nerviosos alrededor de esos hombres, aunque no comprendían del todo el por qué. Pero Tom sabía que Corvus era alguien realmente temible cuando estaba enfadado y, a pesar de que no lo pareciera, ahora estaba furioso.

Por ello, empezó a vomitarlo todo, sorprendiendo en sobremanera a los otros dos magos, quienes lo conocían como el temible Señor Oscuro que no se doblega ante nadie, a la vez que, los Malfoy le miraban con miradas divertidas y un poco burlonas, pues ellos también sabían demasiado bien lo que significaba un Corvus furioso. Entonces, Regulus y Severus comprendieron que quizás ellos también debían empezar a confesar todo lo que supieran, y así lo hicieron.

Después de unas largas horas de explicaciones, disculpas y regaños, Severus y Tom salieron del hospital para volver a Hogwarts, mientras que Regulus se iba al nº 12 de Grimmauld Place con su hermano Sirius, al que había dejado dormido y bajo la supervisión de Kreacher para poder ir a la estación para conocer al ahijado de su hermano, quién también podría ser su futura salvación, y los Malfoy, tras decirles lo bonito que era su hijo y asegurar que volverían con la madre de Draco la próxima vez, se fueron a casa a contarle las nuevas noticias a las hermanas Black y al esposo del patriarca Malfoy.

Por otro lado, en San Mungo se quedaron Cygnus y Corvus con su retoño, a quién aún había que ponerle un nombre y el pequeño Harry, que había despertado a tiempo para despedirse de los demás y para conocer al nuevo integrante de su familia, y también para llorar en las piernas de Corvus al mismo tiempo que se disculpaba con ambos magos y prometía que nunca más les ocultaría nada. Los dos hombres, sí, los dos, por mucho que Cygnus lo negara, se conmovieron con los actos del chico y lo abrazaron mientras le decían que no estaban enfadados con él y que lo seguían queriendo tanto como siempre.

Y así, una semana después, Corvus y su bebé fueron dados de alta en San Mungo, al salir pusieron rumbo al nº12 de Grimmauld Place junto a Tom, Harry y Severus, para que el reencuentro entre ahijado y padrino tuviera lugar al fin, después de unos diez largos años. 

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