Capítulo 55 (Editado)

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Había llegado el día de la tercera prueba. El día decisivo para los tres campeones del Torneo.

Viktor iba en cabeza, con Cedric siguiéndole de cerca y Fleur en último lugar. Los tres campeones se reunieron horas antes de la prueba para desearse buena suerte, finalizando ese encuentro con Fleur siendo testigo del beso más tierno que había visto en su vida.

Esa noche, en el campo de Quidditch, con el director Dumbledore detrás y un campeón a cada lado junto a sus respectivos directores, Cedric localizó a su padre en el público. Se odió a sí mismo cuando dio un casi imperceptible paso atrás con miedo al reconocer al hombre que le había criado. Sintió las manos de Dumbledore apretar con más fuerza sus hombros, para después sentir al hombre agacharse hasta que sus labios estuvieron cerca de su oreja.

-He puesto un hechizo protector entre el campo y las gradas.-susurró el viejo hombre al oído de Cedric.-No permitiré que te haga daño, Cedric. Lo prometo.

Diggory estuvo a punto de llorar al oír las palabras del director. En lugar de eso solo asintió y siguió mirando a Ludo Bagman hablar sobre la prueba.

Cuando el gordo hombre finalmente terminó con su discurso y después de que Viktor, al ser quien mejor puntuación tenia, entrase primero y con ventaja en el laberinto, Cedric sintió otro apretón, esta vez de ánimo, ser dado a su hombro por la mano derecha del director, asintiendo en agradecimiento hacia él, antes de adentrarse en el laberinto después de la señal.

Cedric caminó recto durante mucho tiempo.

Perdió la cuenta de los minutos que llevaba ahí dentro después de girar por décima vez a la izquierda, ¿o era la derecha? También había perdido el sentido de la orientación. Pero en un momento sintió un olor cerca. Un olor que Cedric había aprendido a reconocer muy bien últimamente, razón por la cual a Fleur y Orien les encantaba meterse con él, aunque ahora le resultaba muy útil.

Era Viktor. Viktor estaba cerca, su olor lo indicaba. Cedric siguió el olor de su novio, mientras escuchaba la risita burlona de Orien en su mente, aún si el chico se encontraba a metros de distancia, sentado en las gradas con sus amigos de Slytherin.

Diggory caminó durante muchos minutos más siguiendo el olor del búlgaro, hasta que lo perdió. Siguió caminando, pero sentía que cuanto más caminaba más se alejaba del olor de Viktor. Aquello dejó de preocuparle al encontrarse ante un monstruo en la distancia.

Reconoció al animal cuando se fue acercando. No era ningún monstruo. Era una esfinge, lucía tan orgullosa como la describían los libros que Cedric había leído. Era una esfinge hermosa, a opinión de Cedric, esperaba que Viktor no se pusiera celoso de esa criatura con cuerpo de león y cabeza de mujer. El rubio tragó saliva cuando sintió la mirada de la criatura analizarlo, mientras se detenía en el paseo que estaba dando de lado a lado del pasillo del laberinto, cerrándole el paso.

-Estás muy cerca de la meta. El camino más rápido es por aquí.-le dijo la esfinge, y Cedric se puso serio. Sabía que lo siguiente sería resolver un enigma.

-Entonces, ¿supongo que tienes un enigma para mí?-pregunto el rubio, aunque ya sabía la respuesta.

-Así es.-contestó la esfinge, reanudando su paseo.-Si aciertas a la primera, te dejaré pasar. Si te equivocas, te atacaré. Más si te quedas callado, te dejaré marchar sin hacerte ningún daño.

Cedric sintió su respiración fallar por un par de segundos. Para dar paso a su determinación. Quería esa copa. Quería demostrarle a su padre que podía ganar, que podía hacerlo sin su aprobación. Que podría hacer cualquier cosa sin su aprobación. Hasta salir con el chico al que amaba...

Un... momento...

Cedric sintió su cara colorearse. ¡¿Acababa de pensar que amaba a Viktor?!

Cedric respiró hondo un par de veces. Ese no era momento de ponerse histérico, ya se pondría histérico después con calma y en pijama.

-Vale.-dijo-¿Puedo oír el enigma?

La esfinge se sentó sobre sus patas traseras, en el centro del pasillo, y recitó:

-Si te lo hiciera, te desgarraría con mis zarpas, pero eso solo ocurrirá si no lo captas. Y no es fácil la respuesta de esta adivinanza, porque está lejana, en tierras de bonanza, donde empieza la región de las montañas de arena y acaba la de los toros, la sangre, el mar y la verbena. Y ahora contesta, tú que has venido a jugar: ¿a qué animal no te gustaría besar?

Al acabar de recitar el enigma, la esfinge esbozó una misteriosa sonrisa.

Cedric pensó. Pensó y pensó durante varios minutos. Murmurando el enigma en susurros varias veces.

-Está lejana, en tierras de bonanza, donde empieza la región de las montañas de arena y acaba la de los toros, la sangre, el mar y la verbena.-murmuró Cedric, pensando. Le vino una idea, pero no estaba seguro de ella. Miró a la esfinge, que sonrió un poco más al ver que el rubio la miraba y Cedric decidió que se arriesgaría.-¿Se trata de la araña?

La esfinge no dijo nada, solo sonrió aún más y luego se hizo a un lado. Cedric sonrió con verdadera alegría al ver la Copa brillar al final del pasillo y le agradeció a la esfinge mientras corría hacía ella.

A mitad de camino, de dos pasillos que se unían al de en medio por ambos lados, aparecieron Fleur y Viktor. Los tres pararon de golpe. Se miraron entre ellos...

Y empezaron a correr desesperados. Los tres querían la Copa.

Los tres querían ganar.

Llegaron junto a la Copa al mismo tiempo, y los tres se quedaron ahí, mirándola, sin cogerla.

-¿Q-Qué hacemos?-tartamudeó Cedric.

Viktor y Fleur se miraron, miradas cómplices, como si se estuviesen comunicando, dejando a Cedric fuera, haciendo que el rubio se sintiese un poco celoso. Solo un poco. Cuando el Hufflepuff estaba listo para hacer un puchero los dos extranjeros lo miraron y dijeron a la vez:

-Coge la Copa.

Diggory les miró con los ojos como platos.

-¿Qué?-exclamó, demasiado sorprendido como para poder procesar nada.

-Coge la Copa.-repitió, esta vez, Viktor. El búlgaro puso una mano amorosa en la cadera del inglés y le sonrió.

Cedric sintió sus piernas derretirse por esa sonrisa, pero debía ser firme.

-No.-los otros dos suspiraron.-¡No sería justo para vosotros!

Ambos se miraron y sonrieron. Luego miraron a Cedric, que los observaba expectante.

-Nosotros creemos...-empezó Viktor.

-...que segía muy justo.-terminó Fleur.

Cedric tragó saliva, miró la Copa y luego a sus amigos.

-¿Estáis total, completa y absolutamente seguros de esto?-preguntó, aún asombrado.

El moreno y la rubia volvieron a sonreír, asintiendo con efusividad. Cedric tragó saliva.

-Bien.

Acto seguido, cogió la Copa.

-Felicidades, Ganador.-dijeron ambos al unísono, quedando ambos deslumbrados por la cegadora sonrisa que Diggory les ofreció en respuesta.

GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora