XVII

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Durante la cena el Duque se mantuvo en silencio mientras las mujeres conversaban animadamente. Jane quiso incluirlo en la conversación pero el respondía educadamente con la obvia intención de no participar así que ella no insistió para evitar un pleito que arruinara la cena.

Jane dormía plácidamente en su cama cuando sintió que alguien se tumbada a su lado y la despertaba con un dulce beso.

- ¿Qué sucede?- pregunto con la voz somnolienta

Él no le respondió solo la beso en forma desesperada y fue levantando el camisón de jane para sacarselo por la cabeza y arrojarlo al suelo.inmediatamente comenzó a besar el torso desnudo de su esposa y a bajar por este mientras sus manos abrían las piernas de la joven. Cuando llegó al centro de jane comenzó a besarla con devoción, hundiendo su lengua en esa parte tan íntima que la mente de la muchacha le decía que esto no era apropiado pero su cuerpo se rendía ante cada probada que la lengua experta de su esposo le daba. Cuando ella llego al punto máximo del placer su gemido fue ahogado por la boca de él que rápidamente se dirigió hacia allí besandola con una necesidad animal y con una embestida se hundió en lo más profundo de ella para volver a torturarla.
Jane le seguía el ritmo y con sus manos apretando el trasero de él lo empujaba a hundirse más y más en ella.

Estaban inmersos en una danza donde sus gemidos marcaban el ritmo.

- Di mi nombre- decía el.Duque mientras salía de ella para entrar lentamente.

- Alex...Alex... por favor Alex...Alex te necesito en mi - entonces ella lo beso mordiendo sus labios y moviéndo sus cadera para que la haga llegar.

Él Duque volvió a agarrar ritmo en sus embestidas y ella sintió como el tiempo se detuvo por unos instantes se sintió flotar totalmente colmada de satisfacción mientras él se derramaba dentro de ella. Para luego besarla en los labios y acomodarla en su pecho donde jane perdió la conciencia y cayó en los brazos de Morfeo.

Abrió los ojos para ver a su lado a su esposo completamente desnudo durmiendo profundamente entonces comenzó a estudiar con detenimiento sus facciones tan masculinas, su pelo negro despeinado y su cara relajada.Definitivamente era un hombre atractivo;en ese momento ella cayó en cuenta que antes de su encuentro en aquella posada donde él le ofreció ayuda nunca lo había notado como hombre.
Ahora recostada a su lado sintió que lo estaba viendo por primera vez y una tímida sonrisa se dibujo en el rostro de la joven y llevo su mano hacia el pelo de su esposo para peinarlo con sus dedos cuando el reacciono a su toque abriendo sus ojos y enfocándose en ella.

- Buenos días.
- Buenos días Jane y perdón por no haberme retirado a mi habitación.
- Esta bien no me molesto su presencia.

- ¿No?

-No.

- Piensa bien tu respuesta o me abusare de tu hospitalidad.- Dijo Alexander con un tono cargado de mucha sensualidad.

Jane reacciono con pudor y se castigó mentalmente por tener más vergüenza a expresar lo que le pasaba por su mente que al hecho de estar desnudos y hacer las cosas que hacían en la intimidad.pero ahí iba a hacer su mejor intento.

- No. Yo...quiero decir..que pude descansar bien con usted aquí.

Alexander acercó su rostro al de Jane mientras con la mano le acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja. Se miraron y noto la timidez de su esposa por el momento que estaban viviendo. Se acercó para depositar un beso en los labios de esta cuando fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta.

- Será mejor que vaya a cambiarme para que desayunemos juntos y si quieres te mostraré algunos lugares del Castillo.

- Me encantaría.- Respondió con una pequeña sonrisa.

Jane RenaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora