XXVI

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La cena transcurría en un clima distendido donde reinaba el buen humor donde compartieron conversaciones, risas.luego volvieron a la sala de música para volver a deleitarse con las piezas musicales que la señorita Stan tocaba en el piano. Era una muchacha talentosa a pesar de su timidez y Jane creía que serían grandes amigas.

En el gran salón las notas musicales comenzaban a sonar en el ambiente. Lizzie y Jane estaban sentadas en uno de los enormes sillones que declaraban la estancia.

— Estas radiante Jane no puedes disimular la alegría de tener a charlie aquí.

— Todavía no puedo creerlo Liz. Hablamos de todo y pudimos aclarar malos entendidos. Ya te lo contaré en detalle cuando estemos solas...Pero te adelanto que lo sabe todo.

— Sabía que él te entendería.

— Es verdad tú siempre me lo dijiste...Estoy tan feliz y todo se lo debo a Alexander.

— El duque es un gran hombre y te ama...pocos hombres hacen lo que él.

— Lo sé querida amiga — Dijo esto mirando a su esposo que estaba reunido con los demás caballeros. Entonces Alex giró su cabeza, sus miradas conectaron y ese sencillo gesto demostraba el amor que ambos sentían por el otro.

La música terminó y todos aplaudieron a Rose que bajaba la mirada ante la timidez que la invadía.

— Señorita Stan tiene un don magnífico — afirmó Jane mientras aplaudía a la joven.

— Gracias por sus palabras duquesa.
— Es muy talentosa— acotó Lizzie.

La noche continuaba su curso cuando   Elizabeth se retiró unos instantes del salón para refrescarse cuando estaba regresando con los demás se vio interceptada por el conde de Manchester que le impedia el paso.

— ¿Tienes algo con Deveraux?— Patrick preguntaba con tono ofendido.

Ella no respondió e intento seguir su camino esquivandolo pero él la sujeto del brazo y la acercó hacia su cuerpo.

— Respondeme Elizabeth.

No podía creer el descaro de ese hombre. Ella era una mujer libre de hablar y relacionarse con quien quisiera...Charlie era muy especial en su vida pero no tenía porque darle explicaciones a este idiota que no era nadie en su vida.

— Creo haber escuchado mal...pero déjeme decirle algo su excelencia. A usted no le interesa con quien me relacione o no... es muy grosero de su parte hacerme estos planteos...ahora déjeme pasar si no quiere que...

En ese momento Patrick pegó sus labios a los de ella para besarla con ferocidad para que ella sepa que era suya. Probar los labios de Lizzie después de tanto tiempo de desearlos fue algo desquiciante para el Duque que la aprisiono entre sus brazos mientras tanto Elizabeth estaba sorprendida de la reacción inesperada del conde pero no podía sucumbir a ese hombre por más que su cuerpo la estaba traicionando así que como pudo sacó fuerzas le pegó un pisotón para después empujarlo y cuando se liberó le pegó una sonora acertada que hizo que el conde se tomará el lado derecho de su cara mientras observaba como Elizabeth se alejaba hecha una furia.
No estaba orgulloso de lo que había hecho pero estaba casi seguro de que entre Elizabeth y Charles Deveraux había algo más que una amistad y eso lo enfurecio porque ella lo traía loco desde la primera vez que la vio y las negativas de ella ante sus avances sólo lo entusiasmaba más con esa mujer.

Mientras tanto en la sala...

— Nuevamente le reitero mis disculpas. No debí pensar mal de usted cuando no me alcanzará la vida para agradecer lo que hizo por mi hermana.

— No hay nada que disculpar. Es normal que usted haya reaccionado así yo en su lugar hubiese hecho lo mismo.

La charla entre el Duque y su cuñado fue interrumpida por Jane que se acercó a ellos dos.

— Espero no interrumpirlos...pero los stan ya se están por retirar y debemos despedirlos de ellos.

Jane y Alexander fueron a acompañar a los hermanos stan hacía la puerta. Mientras una enojada Lizzie está a un lado del salón de pésimo humor.

— ¿Te sientes bien Lizzie?— pregunto charles.

— Si,sólo un poco cansada pero nada para preocuparse— mintió Lizzie mientras vio que en ese momento el conde de Manchester ingresaba al salón — Estoy muy contenta de verte de nuevo y de que pudiesen arreglar las cosas con Jane...Ella la pasó muy mal.

—Lo sé y tengo que darte las gracias por no dejarla sola cuando más lo necesito.

— Sabes que jamás abandonaría a mi amiga aún si tuviésemos que ir al fin del mundo.

— Siempre has sido tan buena Liz que sólo mereces cosas buenas en tu vida.

« Yo solo te quería a ti» pensó Liz.

En ese instante Patrick se reunió con ellos para interrumpir esa conversación que le parecía tan intima.

— Diganos señor Deveraux ¿Piensa quedarse mucho tiempo en Londres?

— Pensaba que no pero ahora tengo asuntos que debo solucionar, así que mi estadía será por tiempo indefinido.

«maldita sea» se dijo mentalmente Patrick.

— Entonces nos veremos muy seguido  por aquí. Tengo asuntos muy importantes que me atan a esta casa.

— Si me disculpan es mejor que me retire. Está es una charla de caballeros— interrumpió Lizzie al entender el mensaje de Patrick. Necesitaba alejarse de ese hombre desquiciante.

Los Stan habían partido y los Duques de Norfolk estaban solos en la puerta de la mansión. Jane se abrazo a Alexander y poniéndose en puntas de pie beso a sus esposo dulcemente para luego decirle — Gracias por todo lo que me das... eres el hombre de mi vida. Te amo Alexander.

— Quiero hacerte feliz porque tú me haces feliz...nunca me sentí tan pleno...tan vivo.

Quedaron fundidos en un beso apasionado tan lleno de amor que parecía interminable.





Jane RenaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora