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Jane caminaba desesperada de un lado al otro de la sala mientras escuchaba todo lo que Henry le había dicho a Elizabeth.

- Dice que si mañana no te presentas entonces irá a buscar a tu esposo.

- Desgraciado...No voy a permitir que le haga daño a mi familia- estaba furiosa ese hombre parecía no querer dejarla en paz y ahora amenazaba con destruir la vida de sophie.

- No puedes ir a verlo Jane...es un maldito chantajista - Lizzie sabía que acceder a ese encuentro era muy peligroso para su amiga.

-Ya lo sé pero ¿Qué hago?...No puedo ir con Charlie y tengo mucho miedo de decirle a Alexander cuando es evidente que no confía en mi- dijo esto con Dolor mientras resignada se sentaba en uno de los sillones de la estancia.

Elizabeth fue a contener a Jane que era presa de los nervios. Sabía en la encrucijada en la que su amiga se encontraba y odiaba no saber cómo ayudarla.

- No me queda más opción que ir a ese lugar.

- ¡NO!...Si alguien te ve allí da por sentado que esa información llegará al Duque y sabes como reaccionará...Iré yo en tu lugar a escuchar que es lo que quiere.

Sabía que su amiga tenía razón en todo pero enviarla sola hasta ese lugar era exponerla a un riesgo que no tenía porque pasar cuando ella era la única culpable de la situación.

- ¿Y si te hace daño? Nunca me lo perdonaría.

- Ese hombre no es idiota Jane y si tú lo piensas bien esta es la mejor forma de saber que diablos quiere sin que tu te arriesgues - Sonaba serena al decir estas palabras ya que quería hacer entrar en razón a su amiga además Elizabeth sabía que ella no tenía nada que perder en cambio Jane si.

- De acuerdo.

Luego de ponerse de acuerdo sobre la reunión que ocurriría el día siguiente y recomponerse ambas mujeres salieron de la sala.

Jane fue a ver a sophie quien estaba con su niñera en la cocina.Tomo a su hija en brazos y decidió salir a caminar con ella por el jardín.

La pequeña sophie ya tenia 6 meses.Era una niña muy alegre y llena de amor. Todos en Norfolk house la querían y muchos empleados le decían a la duquesa que esa niña había llenado de luz y alegría lo que antes era oscuridad y amargura.

Mientras caminaba por el jardín decorado por hermosos rosales; rodeaba con sus brazos a una risueña Sophie quien miraba a su madre y hacia morisquetas para llamar su atención. Jane llenaba a su hija de besos y mientras escuchaba las carcajadas de la bebé internamente le hacía una férrea promesa.
«No voy a dejar que ese monstruo arruine tu vida. Eres la razón de la mía y por tú felicidad soy capaz de todo...Quien quiera hacerte daño a ti primero tendrá que pasar sobre mi cadáver...»Las lágrimas comenzaron a correr pero ella respiro profundamente para quitarlas de su rostro «Basta de lágrimas, en estos momentos no hay tiempo para lamentarse sino que debes estar fuerte para defender a tu familia»

De repente fue sacada de sus pensamientos cuando sintió que su esposo la abrazaba por la espalda.

-¿Qué hacen mis dos damas por aquí?- Susurro Alexander al oído de Jane.

- Un poco de aire fresco nos viene muy bien a las dos- Debía disimular su preocupación, Alexander no debía notar nada- ¿Terminaste los asuntos que trataban con el conde de Manchester?

- Parcialmente ahora debemos asistir a una reunión pero volveré a la hora de la cena - luego de decir esto comenzó a dejar besos en el cuello de su esposa.

- Te amo Alexander - Debía decírselo tenía miedo de lo que se aproximaba.

- Y Yo a ti...sinceramente hace un año atrás no hubiese imaginado que iba a poder ser feliz con una mujer y un hija a las que amo con locura...siempre pensé que la historia se repetiría conmigo.

Jane RenaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora