XXVIII primera parte

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 En el instante que giró la cabeza y  los vio juntos sintió que el mundo se detuvo y la furia lo envolvió. Terminó abruptamente su conversación con el Duque de Wellington y fue echo una furia hacia donde estaba su mujer no le importaba si eso causaba un escándalo.

La tomo del brazo con fuerza y la dirigió hacia una de las habitaciones de la mansión de los anfitriones. Luego de cerrar la puerta la soltó del brazo y la miro con rabia.

— Acaso te alegraste de volver a ver a tu amante — escupió las palabras con odio.

— Tranquilizate y por favor no veas fantasmas donde no los hay— Dijo Jane tratando de sonar tranquila aunque por dentro estaba aterrorizada por la situación.

—Me quedo claro que no son fastasmas...¡Estabas hablando muy cómoda con ese maldito,así que no me pidas que me tranquilice cuando te estás riendo a mis espaldas!

— Escuchame y no saques conclusiones apresuradas...te jactas de ser un hombre frío e inteligente así que demuestramelo y déjame explicar lo que ocurrió porque te estás equivocando conmigo.

El se acercó a ella, la tomo de los brazos sujetandola contra una de las paredes. Jane no lo reconocía y el miedo y el enojó comenzaban a crecer en ella.

— No te burles de mi...vi como te miraba,como te deseaba...no.soy estúpido y si caiste una vez como se que no revolcaras con él otra vez...pero te advierto

Ella no lo dejo terminar, no podía seguir escuchando como el hombre que juraba amarla la insultaba y la trataba como a una cualquiera.

—no, soy yo la te advierte que si continuas con este ataque injustificado y te niegas a escucharme vas a perderme y el único culpable de eso serás tú.

Alexander la miro confundido ante la dureza de sus palabras y soltó su agarré.

— Primero y principal que dudes de mis sentimientos me duele porque te amo pero Creo que por más que te lo demuestre una y otra vez; tú nunca vas a confiar en mí—Jane suspiro profundamente para evitar que su voz se quiebre aunque no podía lograr que algunas lágrimas corrieran por su rostro— No soy una cualquiera...jamás, me escuchas ¡Jamás! Te engañaria con nadie porque eres el hombre de mi vida pero tampoco voy a dejarme pisotear por ti ni soportar tus dudas...si, Ese hombre se acercó a mi y me provocó pero yo supe defenderme y dejarle bien en claro que no quiero volver a verlo y que amo al idiota de mi esposo.

Alexander escucho cada palabra de jane como si fuesen puñales que se clavaban en él. Se había comportado de la misma manera iracunda que muchas veces había visto en su padre. En ese preciso instante se odio así mismo porque se dejó nublar por los celos  y sus inseguridades dañando a Jane.

—Yo...

— De pronto el Duque de Norfolk no sabe que decir... que irónico hasta hace unos instantes era el dueño de la verdad.

—Por favor, discúlpame te vi con él y me perdí... no pensé solo me deje llevar por los celos... Por favor Jane Perdóname —Quiso acariciar el rostro de su esposa pero ella dolida le dio vuelta la cara y se alejó de él.

— Es fácil pedir perdón cuando el daño está hecho... mirame a los ojos y jurame que esto no se va a repetir,que confías en mí como yo confío en ti.

Alexander por más que quería no podía decirle lo que Jane quería oír porque eso sería mentirle así que se quedó mirándola en silencio.

— Ya lo ves no soy digna de tu confianza— con angustia Jane se limpió las lágrimas que caían y se dirigió hacia la puerta quería limpiarse las heridas en soledad.

Alexander fue más rápido y se colocó delante de la puerta para no dejarla salir.

—Ahora soy yo la que no quiere escuchar porque lo que oí ya fue suficiente...Así que déjame salir por favor.

— Quiero que quede claro que te amo...por favor  Perdóname por mis inseguridades — necesitaba que ella lo perdone pero veía tanto dolor en su mirada que sabía que la había dañado.

— Por favor ahora sólo quiero irme de aqui.

— Esta bien pero quédate a mi lado.
— No estoy de humor para irme a revolcar con mi amante así que no me voy a escapar a ningún lado.

— Por favor Jane...

Ella no dijo nada más y salió de la habitación poniendo su mejor cara cualquiera que los veía en ese instante ingresar al salón pensaba que la pareja volvía de algún encuentro amoroso.

En ese instante comenzó la cuenta regresiva para recibir al nuevo año.Jane quiso separarse del agarré de su esposo para ir junto a su hermano y Lizzie pero Alexander no la liberó y cuando dieron las doce de la noche y el nuevo año llego Alexander le dio un suave beso al que ella no respondió y eso les dolió a ambos por igual.
«feliz año mi amor» pensó con tristeza mientras él depósito ese beso en sus labios.

Jane RenaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora