XIV

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Caminaban en silencio por un bello campo que era rodeado por un pequeño estanque. Verdaderamente hermoso y tranquilo. Jane llegó a la conclusión de que era el lugar ideal para iniciar una amena conversación y conocerse un poco mejor.

— Cuéntame algo sobre ti que no sepa nadie.

— Odio Londres.

— Todo Londres sabe eso incluso yo que apenas llevo tiempo allí...así que esa respuesta no vale, quiero que nos conozcamos mejor Alexander por el bien de los dos.

— No me gustan este tipo de conversación, pero no me dejaras en paz si no contesto ¿No?

— Exactamente— Dijo ella con una pequeña sonrisa pícara en sus labios.

— Me gusta tocar el piano es relajante sobre todo cuando estoy buscando respuestas...mi madre decía que la música o una buena historia eran ñas perfectas vías de escape.

— tenía mucha razón yo podía estar sumergida todo el día dentro de mis libros imaginando ser la protagonista de cada historia... bueno ahora es tu turno se preguntar.

—¿Por qué caiste en las redes de Thomas?

La pregunta la.sorprendió ya que pensó que podían hablar amenamente sobre sus gustos, sus infancias, cosas agradables; debía imaginar que este hombre carecía de sensibilidad y buenos modales rompería el momento con una pregunta incómoda.

— Aunque considere inoportuna su pregunta la responderé. Honestamente también me hago esa pregunta. Creo que...me deslumbró al presentarse ante mi como el perfecto caballero y mostrarme cosas que nunca había vivido.entienda que toda mi vida la había pasado en el campo en Gales sólo con mi familia y Lizzie entonces me sentía como una heroína viviendo el romance de su vida. Ahora aunque ya sea tarde se que fui una tonta pero no puedo volver el tiempo atrás.

—¿ Entonces no lo ama?

— Si me preguntaba hace un par de semanas atrás le diría que si. Hoy con toda la verdad descubierta creo que ame a una persona que sólo existió en mi mente...Por favor cambiemos de tema, Esto me incómoda pero prefiero ser honesta con usted y conmigo misma para que podamos llevar una relación amistosa.

Amistosa un cuerno dijo mentalmente Alexander pero sabía que no debía presionar a su esposa  si quería que ella confiara en él y sobre todo si el quería confiar en ella.Debía ir lentamente con ella.

— Me parece una sabía decisión...entonces ¿que cosas le gustan a la Duquesa?

— Los libros fueron durante mucho tiempo mi pasatiempo favorito tal vez porque no se me permitían hacer muchas cosas pero me gusta mucho bailar y cabalgar porque la sensación de libertad que se siente es indescriptible.

— Entonces le encantará arundel castle cuando lo conozca nuestros establos tienen excelentes ejemplares, bellísimos jardines donde podrá leer a su gusto...Es un paisaje único.

— Por sus palabras deduzco que es su lugar favorito.

— Es mi lugar en el mundo.

Siguieron hablando por un buen rato en donde Alexander termino de confirmar que su esposa era una persona de muchas palabras a diferencia de él que vivía rodeado de silencios.Mientras caminaban y Jane le hablaba de las bondades que el baile traía tratando de convencerlo de las mismas sobre todo cuando él le afirmaba que esas frivolidades no le interesaban en lo más mínimo, vio como la joven palidecia y perdía el equilibrio ante esto él actuó rápidamente y la rodeó con sus brazos pegándola a su pecho para evitar que se cayera.

— fue un mareo.me dijeron que son síntomas normales en mi estado.

— No nos arriesgaremos volveremos a la posada e irás a descansar.

Entonces coloco sus brazos rodeando la espalda de jane e iniciaron el camino de regreso.

Ese gesto no pasó desapercibido para la joven que sintió en todo momento el toque del duque en su espalda y la sensación cálida que este le generaba.

Jane paso las siguientes horas durmiendo plácidamente en su habitación. cuando despertó lo vio sentado en una silla junto a su cama.

— ¿Ya se encuentra mejor?

— Si, necesitaba dormir últimamente tengo mucho sueño y cansancio. Ahora ya estoy mejor, si me da un momento me arreglo para que bajemos a cenar.

— No es necesario. Ordene que te traigan la cena aquí.

— Gracias pero usted comerá sólo.

— No lo haré aquí con mi esposa.

La cena transcurrió tranquila. El duque casi no emitió palabra y estaba serio tan diferente a como había sido esa mañana. Ella lo miraba tratando de invitarlo a hablar pero nada así que inició ella la conversación.

— Está carne asada está deliciosa ¿No lo cree?

El ni siquiera la miro y en forma automática respondió.
—Es aceptable.

Ignorando el tono del duque ella continuó.

— Lo mejor de gretna green definitivamente es su comida.

Irónicamente y como si le molestará oir la voz de ella.

— Si tu lo dices.
Jane se cansó de ese trato sobre todo porque no entendía la razón de tan abrupto cambio de humor.Así que levantando la voz se dirigió a él.

— No tiene porque responderme de esa forma...¿Acaso hice algo que le molesto?

— Así es como soy.

— Hoy no fue así conmigo.

Ella decidió que tampoco rogaría por  compañía y como dos pueden jugar a este juego,le respondió con el mismo tono irónico y cortante con el que Alexander le hablaba.

— Se me fue el apetito. Si me disculpa voy a irme a descansar gracias por la cena lo veré mañana.

— No has terminado tu cena. Siéntate y come.

Ordenó el Duque pero ella siguió firme  en la misma posición.

— Gracias por la cena. Voy a descansar, lo veré mañana.

— No seas una niña caprichosa.

«Si yo soy caprichosa tu no quedas atrás»En vez de responderle eso ella replicó.

— Usted no sea un grosero Y retirese.

Él se levantó abrió la puerta y sin siquiera mirarla se dirigió a ella.

— Cómo quieras, mañana partimos.

Para cerrar la puerta y desaparecer de la vista de su esposa.

— eres un idiota.

¿Qué acababa de pasar? Jane necesitaba que alguien se lo explique. habían pasado una mañana tan linda y ahora la había tratado con tanto desdén e indiferencia. Definitivamente los cambios de humor de ese hombre eran imprevisibles. Ella no recordaba haber hecho o dicho nada para ofenderlo.

«Tal vez mi desmayó lo hizo tomar conciencia de que estoy embarazada, mi cuerpo va a cambiar y eso no le gusta porque no va a poder disponer de mi como desea...Al diablo él sabía a lo que se exponía e igualmente me propuso matrimonio»

Jane RenaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora