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Día uno sin ti:Te echo tanto de menos que en mi reloj aun es ayer

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Día uno sin ti:
Te echo tanto de menos que en mi reloj aun es ayer.

-Elvira Sastre.

~•~


Lady Lamb:

Seguramente, para cuando lea esto, habré partido. Sepa, señorita, que si en algún momento se entera de mis males, debe de tener conciencia de que todo lo hice por su bien.

Lord Standich no es un buen hombre para usted, ha deshonrado su virtud, ridiculizado a su familia con tal falta y usted debería de sentirse asqueada por meterse con otro hombre siendo que, ante la sociedad, ya tiene un marido.

Tenga cuidado, señorita, sea precavida con sus actos, porque debe de ser consciente de que una carta le ha llegado a su madre notificándole todo lo sucedido y otra le llegara a su prometido, si sigue cometiendo tales faltas.

-Sara.

Esas eran las palabras que, después de varios días de tortura, Madeline decidió echar al fuego para que el calor las consumiera.

Aquella mañana se despertó despues de la tormenta con los ojos hinchados de tanto llorar, aunque bien sabía que no tenía el derecho de sentirse rota porque fue ella misma quien se rompió.

Lo alejó.

Le gritó de mil maneras que lo quería fuera de su vida cuando podía jurar que él ahora era su vida. Lo quería tanto y tan fuerte que no le quedó más remedio que alejarse porque no podía imaginar lo que Lord Matthew le haría a Hunter si se enteraba de lo suyo. El conde era famoso por ser despiadado y la piel se le erizaba de solo imaginarlo con un arma en la mano.

Ella conocía cual era su deber y era mejor que se fuera acostumbrando a que jamás sería la voluntad de su corazón quien reinase.

Se sentía tan vacía que cuando fue a buscar a Hunter para disculparse y no lo encontró en su habitación, las lágrimas no tuvieron compasión de ella y salieron como almas en pena anunciando su sufrimiento.

Él había vuelto y la dejó sola ahí.

Los lacayos le comunicaron que la orden del Duque había sído llevarla la ciudad en cuanto despertara y Madeline, sin rechistar, obedeció.
Pasó todo el camino escuchando como una voz en su hombro derecho le susurraba:

«Deberias estar avergonzada por lo que hiciste. ¡Él te propuso matrimonio! Estuvo dispuesto a todo por ti y le pagaste dándole donde sabías que más le dolía»

Y ella cerraba los ojos con pesar mientras la voz del hombro izquierdo replicaba:

«No la escuches. Lord Matthew es el indicado. Serás una Condesa y tu madre será felíz»

La Debilidad De Un Caballero 1 EN FISICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora