El día que vuelvas......No estaré, porque merecemos vidas separadas con terceras personas que apuesten por nosotros.
-Irene Jotade.
~•~
-Si me permite, marqués, me gustaría acompañar a mi prometida a su carruaje antes de comenzar nuestra conversación-dijo Hunter después de que el padre de Madeline pidiera su atención.
Lord Lamb lo miró con el ceño fruncido y el bastón apretado en su mano.
¿Prometida?
-No hay ningún problema, milord-Le aseguró con un asentimiento tenso de cabeza-. Lo estaré esperando en su despacho, pero por favor no se demore. La marquesa está cansada por el viaje y querrá que lady Lamb vuelva a casa hoy mismo con nosotros.
Hunter saboreó la última frase sintiendo su garganta arder.
-Le prometo que no tardaré.
Lady Whitman llevaba días con un dolor intenso de cabeza, y lo primordial, en aquel momento, era que volviera a casa.
~•~
Madeline entró en la salita verde con un nudo en la garganta. Estaba feliz por volver a ver sus padres, la hacían sentirse de nuevo completa, pero sabía que aquella repentina llegada era un mal presagio, un indicio de que la amenaza de Sara se había cumplido y una carta había caído en manos de los marqueses.
Sabía que solamente necesitaría un abrazo de su padre para soltar un mar de lágrimas y dejarse en evidencia; entendía que su madre la interrogaría hasta el cansancio con tal de que soltara palabra. Era consciente de que tenía un problema grandísimo, enorme, que probablemente sería el causante de su condenación.
Cruzó lentamente el marco de la muerta, sabiendo que debía de mantener la cabeza abajo. Anduvo unos cuantos pasos hasta que la curiosidad pudo con ella y levantó lentamente los ojos para ver a su madre.
La marquesa llevaba un vestido verde que combinaba a la perfección con las paredes del lugar, pero su rostro no le dió justicia a la belleza que esperaba encontrarse: estaba pálida, con los pómulos morados y los labios resecos. Llevaba en los ojos un brillo cansado, fatigado, que solo le dieron ganas de tirarse a llorar.
¿Qué le había sucedido?
-Madre...-sollozó sin controlarse mientras se acercaba precipitadamente a ella.
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La Debilidad De Un Caballero 1 EN FISICO
Ficción históricaÉl probó de su inocencia, besó sus labios con devoción y calentó su piel suave en cada zona que sus dedos fuertes tocaron. Él la hizo sentir como si un incendió floreciera en su interior. Un gusto que se le antojó como para disfrutarlo bajo el manto...