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RECTA FINAL

Y uno ama así, Sabiendo que te pueden romper;Uno ama porque no se puede negar

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Y uno ama así,
Sabiendo que te pueden romper;
Uno ama porque no se puede negar.
Y cada "te amo" es un grito que reta al destino final.

-Blaster.

~•~

La besó intentando juntar todos los pedazos en los que la había roto y Madeline le correspondió sabiendo que por fin había llegado ese último beso que la perseguía en sus sueños. Lo besó porque esa era la única forma de curarse y disfrutó la forma en que sus cuerpos se tocaban y sus manos se apretaban para acercarse más, en un beso desesperado, fuerte, hambriento.

Lo besó porque lo amaba, Dios, lo hacía, y quería guardar el recuerdo de sus dulces labios para que le sirviera de consuelo en tiempos de dolor.

-No sabes cuánto te he necesitado-le dijo el Duque mientras la apretaba más contra su cuerpo y apresaba su labio rosado entre sus dientes. Mordisqueó, succionó y lo disfrutó.

Madeline sintió sus palabras como si estás fueran negadas por su mente. Las repudió porque le hicieron daño. Ya no quería que jugarán más con ella, solo necesitaba un "adiós". Una despedida para finalizar todo y que su futuro tortuoso llegara.

-Ni siquiera mediste la fuerza con la que me rompiste.

Hunter miró sus ojos oscuros, se paseó por su piel de porcelana, sus mejillas rosadas y sus labios carnosos hinchados a causa de sus dientes.

-¿Puedo pedirte perdón?-le cuestionó en un susurro acariciando su mejilla.

Madeline movió su cabeza hacia donde estaba la caricia y cerró los ojos. Suspiró. Se sentía llena y al mismo tiempo tan vacía. ¿Cómo era posible que una sola persona la hiciera sentir cosas tan contradictorias?

-No-sentenció abriendo los ojos y encontrándose con su mirada azulada-. lo hecho, hecho está. Y no puedes hacer nada para borrar lo que ha pasado.

Hunter le dejó un suave y casto beso justo en la comisura del labio, sin soltar su cintura, ni separarla un solo milímetro de él.

-Soy un imbécil, Madeline, pero tampoco me puedes culpar de todo a mí. Tú también me hiciste daño.

La dama frunció el ceño en un gesto nada educado.

-¡Yo intenté hacer lo mejor para ambos!

El Duque apretó los labios.

-Pues fuiste egoísta.

Madeline se planteó seriamente el alejarse y dejarlo solo en esa habitación, pero, más que nada, no podía soportar separarse de su calor.

-Sí-admitió-. Fui la maldita egoísta que estuvo dispuesta a irse contigo aquella noche que le presentaste a tu prometida.

La Debilidad De Un Caballero 1 EN FISICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora