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Para mí corazón basta tu pecho,Para tu libertad bastan mis alas,Desde mi boca llegará hasta el cieloLo que estaba dormido sobre tu alma

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Para mí corazón basta tu pecho,
Para tu libertad bastan mis alas,
Desde mi boca llegará hasta el cielo
Lo que estaba dormido sobre tu alma.

-Pablo Neruda.

~•~

Madeline lo miró con el corazón lleno de dudas y la cabeza a punto de explotarle, fue como un golpe directo en el estomago, y no supo reaccionar.

Las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro porque su alma se partió en dos: estaba la parte que siempre había obedecido a sus padres, que no tomaba decisiones que definitivamente no iban con una dama, y estaba el lado que se moría de ganas de que todo aquello fuera real, de que Hunter estuviera ahí, frente a ella, proclamándola suya y arriesgando hasta la vida por llevarla al altar.

-Madeline, ¿Qué sucede?-le preguntó él, cuando notó el sufrimiento que se vió reflejado en la mirada de la mujer.

Ella negó con la cabeza lentamente, abrumada por todo lo que estaba sintiendo.

-No sé cómo reaccionar-le confesó tirandose en el asiento sin importarle un poco el peinado que llevaba.

Él levantó una ceja y sonrió.

-Si te hace sentir mejor, tenemos la bendición de tu padre.

Los ojos de la rubia se abrieron enormes. ¿Su padre había planeado aquello?

-¿Qué?-preguntó totalmente ingenua.

-Bueno, el único inconveniente que tenemos es tu madre y un conde vanidoso que se merece todo lo que le ha pasado.

El corazón le comenzó a latir apresurado en el pecho.

-¿Y qué hay de Violetta? Se supone que están comprometidos.

Hunter negó lentamente mientras se acercaba a ella. Madeline estaba asustada, con el cuerpo temblando y el alma a punto de escapar de él para buscar un refugió del caos. Era abrumador pensar en todo lo que estaba viviendo en aquel momento, pero, cuando ese hombre la miró con los ojos profundos con los que muchas veces antes le había profesado amor, una parte de sus miedos murieron y dieron paso a una bocanada de paz que llevaba su nombre.

-Tú eres la única mujer con la que quiero casarme, así que, puedes pasarte el día haciendo preguntas y reclamando cosas que podemos dejar en el pasado-las palabras fueron delineadas por su lengua-, O... puedes besarme y disfrutar el hecho de que por fin podremos estar juntos sin ocultarnos en la cocina de la mansión.

La Debilidad De Un Caballero 1 EN FISICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora