31.

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— ¿Ahora qué hiciste? —preguntó Yoongi, caminando de la mano de su novio. Sus ojos estaban vendados y necesitaba que él le guiara.

— Ya verás, espera un poco. —rió suavemente, Yoongi lucía feliz, no podía esperar a ver su reacción ante la pequeña sorpresa que estaba en su cabaña.

Los meses seguían transcurriendo, su relación parecía ser perfecta, el resto de sus amigos envidiaban, hasta cierto punto, el que ese par fuese tan unido.

Yoongi amaba los juegos durante el sexo, amaba los juguetes sexuales que Tae le obsequiaba, amaba grabarse jugando con ellos y regalarle esos vídeos a Tae. A Yoongi le divertía el hecho de que todos les creían una pareja dulce y amorosa, cuando amaban jugar cosas fuertes y divertirse de maneras que él consideraba sucias.

Esa cabaña se había convertido en su pequeña guarida secreta, su "lugar especial", como él le llamaba. Iban ahí cada fin de semana que tenían tiempo, iban al río al menos un día, le había enseñado a nadar, todo estaba resultando tan bien.

— ¿Ya?

— ¡Sí! —retiró su mano del rostro del menor, permitiéndole observar el interior de la cabaña. La sonrisa de Yoongi se borró al ver aquello, buscando la mirada de Taehyung para que le diera una explicación.

— "Si te odiara, estarías muerto. Todo lo que odio, muere." Has estado susurrando eso todo el tiempo, Yoonie. Te escucho.

— Pero- ¿Qué hiciste?

— No está muerto, está dormido. —rió, no pensó que Yoongi fuese a asustarse tanto.— Dijiste que odias a los perros. No puedo eliminar a todos los perros del mundo, pero te traje uno, vivo. —entró en la cabaña, sacudiendo levemente al perro para despertarlo.— No te estoy obligando a que lo mates, haz lo que quieras con él. —extendió su mano a Yoongi para que se acercara. El menor la tomó y caminó a paso lento hasta estar junto a Tae, frente a esa enorme criatura.

— Los perros me dan miedo. —susurró, como si temiera que el animal le atacase.

— Está encadenado y la persona que me lo regaló dijo que no era agresivo. Puedes venir a verlo, yo no le haré nada; puedes solo dejarlo morir, cuidarlo o matarlo, como quieras. —Yoongi le miraba escandalizado, no se supone que Taehyung le hiciera algo así. No quería tener que cuidarlo, pero tampoco quería que muriera.

— ¿Crees que muera si le doy comida una vez a la semana?

— No lo creo, estará muy mal, pero no va a morir.

— Bien. —sonrió.— Entonces estaré viniendo a alimentarlo. —se levantó, saliendo de ahí junto a su novio.

No le importaba qué tan mal estuviera el perro, lo único que quería era que no muriera. La culpa no está cuando haces daño, sino cuando ese daño se convierte en algo irreparable.

[ ♥ ]

— Yoongi, ven aquí. —gritó Taehyung. Yoongi abandonó la cocina, dejando a Jungkook solo.

Ese chico le seguía a todos lados mientras Tae no estuviese ahí y Yoongi comenzaba a hartarse de que nunca le dejara solo. No le hablaba, ni siquiera, simplemente le miraba todo el tiempo y eso lo cohibía.

Llegó junto a su novio y se sentó junto a él, escuchando lo que Namjoon estaba contando.

— Iré hasta la casa de tus padres para pedir la mano de Jin. —dijo, haciendo a Taehyung reír.

— No le gustas a Jin.

— ¿Cómo sabes? Lo invité a salir y aceptó, tal vez sí le gusto.

Cute Yoonie 태기 TaeGi •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora