14.

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Hola, Yoonie.

Hola. —sonrió, le gustaba estar escuchando la voz de Tae luego de tantos días.

He estado yendo a tu casa pero no abres, ¿qué pasa?

— No sé. —susurró.— Ocupado.

Pequeño, quiero verte. ¿Estás bien? Quiero estar contigo.

— Estoy bien.

¿Puedo ir hoy?

No.

Yoonie... —se quejó.

— No quiero. —colgó el teléfono enseguida, no sabía cómo excusarse.

Lo dejó en su cama y se recostó en el suelo, mirando atentamente el techo de su habitación. Cerró sus ojos y dejó que el frío le envolviera, no estaba listo para ver a Taehyung.

Recordaba perfectamente lo que había pasado en aquella cabaña, la escena seguía grabada en su mente, recordaba la sensación, todo, y eso no le dejaba en paz.

Tae le había tocado, le había visto y le había escuchado, la vergüenza se apoderaba de él por solo pensarlo y aún no podía creer que lo había permitido, ¿cómo era posible que él se hubiese dejado tomar tan fácilmente? Se sentía como un idiota.

Solo quería que el frío suelo le consumiese, deseaba dormir y no despertar hasta que todo quedase olvidado, lo que sea.

Quería hablar con Jimin, pero temía que éste le recriminara por ser tan sucio. Ni siquiera veían bien el decir malas palabras, ¿cómo contarle que Taehyung le había masturbado y que se habían corrido juntos con sus cuerpos semidesnudos? ¡Demonios! Eso sonaba tan mal.

[ ♥ ]

Las horas pasaban y el menor se mantenía sentado frente a la ventana abierta de su habitación, mirando la luna ser el centro de la noche, dejando que el frío le hiciera temblar y acariciando suavemente las heridas en sus piernas.

Bajó su mirada, enfocándola en la navaja en el piso y observando luego la cantidad de cortes en sus muslos, la sangre brotando de cada pequeña herida y el ardor era paralizante, sentía sus piernas adormecidas.

Estaba tan acomplejado por la forma en que se estaba denigrando a sí mismo por su comportamiento de aquella vez, ese ardor, que ni siquiera consideraba tan fuerte para llamarle "dolor", junto con las heridas, tomaban su atención y le ayudaban a dejar de pensar tantas cosas, le relajaban.

Dió un salto cuando escuchó la puerta de su hogar ser golpeada. Se asomó sigilosamente por la ventana y cubrió su boca alejándose cuando vió a Tae frente a la puerta.

— ¡Yoonie, abre! —gritó, volviendo a tocar la puerta. Comenzaba a sospechar que quizá los padres de Yoongi no vivían con él, nunca les había visto... aunque también tenía la teoría de que quizás eran sordos y no le habían escuchado cuando iba, a final de cuentas, a la hora en que solía ir, ya debían estar dormidos.— ¡Sé que estás ahí! —el menor corrió hasta la puerta, acercándose a ella.

— ¡Vete!

— ¡No, déjame entrar!

— ¡No! —el mayor no contestaba y por un momento creyó que había ganado.

— ¡Me quedaré aquí, si no me dejas entrar voy a dormir aquí afuera!

— ¡Ya vete!

— ¡No!¡Solo hablemos, pequeño!

Cute Yoonie 태기 TaeGi •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora