Capítulo 10 Mentirosa

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(Narrador omnisciente)

Pasó un día Samantha no respondió a los noventa y tantos de mensajes que Ryan le envió. Ryan por otro lado se sintió muy preocupado, enojado, triste. No dejó de pensar en ella, trataba de buscar explicaciones sobre de por que ella no le a contestado como dijo que lo haría.

Los meses pasaban Samantha comenzó a hacer todas las cosas que antes no hacía con frecuencia, entre esas leer, ver películas, escuchar cientos de canciones.

Pues si, sobre que tal eran las parejas con una gran diferencia de edad y pues consiguió ver centenares de casos, como de que en muchos casos uno se acerca al otro por dinero por ejemplo, pero comprende que hay por varias otras razones, pero esa sería la más común. Y que el hombre en muchas ocasiones no busca ninguna relación con una joven y que sólo intenta aprovecharse de ella ya que en su punto de vista son pequeñas e inocentes y sin experiencia lo que facilitaría al conseguir su objetivo.

Samantha con conocer aquello tal vez se ha desilusionado, "tal vez" porque ella no se lo cuestiona nunca, si esperaba algo o no de Ryan, si le creyó o no. Prefiere no pensarlo porque es algo que simplemente pasó y acabó. Pues Samantha les dijo a sus padres que no quería regresar nunca y ellos le dijeron que lo pensarían.

Samantha ingresó a una academia de arte con mucho éxito en sus obras, es fanática de las pinturas. En su tiempo libre suele ayudar a cuidar de la hermana de su madre la cual es una anciana que sufrió muy por demás la pérdida de su madre entonces enfermó y ya no puede cuidar de sí misma. La anciana se a encariñado mucho con Samantha después de todo es su sobrina, y Samantha la adora también.

Ryan no supo nada de Samantha en casi un año, sigue esperándola aveces creé que ella nunca va a regresar como le dijo que haría. Le dolió en el alma que su pequeña Sam le haya mentido de esa manera, y que dejase de lado lo que tenían como si nunca significó nada para ella.

Ryan es alguien con el corazón roto por el gran amor de su vida. Unos meses no tuvo ganas de vivir siquiera, se sintió muy molesto, la buscó un tiempo y no la encontró, se volvió frío, amargado, se encerró en sí mismo se aferró a los sentimientos negativos sin intentar salir de ahí lo suficiente.

Su problema de estrés a regresado, sufre de insomnio, sigue intentando llevar su vida como puede. La insistencia de su familia en querer ayudarlo o señalar lo que hace mal lo llevó a alejarse de todos, se queda solo en un gran y lujoso departamento en donde ya nadie puede reprocharle nada. Lo cual le vino peor, pues hizo lo que algunos harían al sentirse solo y más con lo que le gustaba beber, recurrió de nuevo a ese mal hábito.

Por un tiempo cuando las cosas le iban de maravilla con Samantha ya no lo veía necesario todo iba bien. No podía ni siquiera dejar la fotografía que una vez le pidió a Samantha,  misma en la que salen juntos y que en la parte de atrás tenía aquellas palabras que lo quería, siempre lleva esa fotografía con él.

No a logrado superarla y es la primera vez que algo así le sucede.

Ryan recibió una llamada de Diana su querida hermana a la cual contestó.

—Oye Ryan ¿sabes algo?.

—¿Qué Diana?— responde desinteresado.

—Ay.. pero cuanto interés en ese tono.. bueno te iba a decir que los padres de tu adorada Samantha están aquí.

Todo en Ryan se removió pues pasó un año sin ver a Samantha y por fín la vería de nuevo. No le salían las palabras.

—¿E-ella regresó?— tartamudeó.

Eres Mía [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora