El otoño trajo frío

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Raúl abrió la boca pero parecía congelado. No se creía lo que estaba sucediendo. Como podía ser? Estaba seguro que ella le había contado repetidas veces que trabajaba en un sitio de comida italiana. También estaba seguro de que le había dicho el nombre y no era una puta isla griega. No podía dejar de ver la decepción en los ojos de Serena... Estaba seguro que parecía que lloraría de un momento a otro. La había lastimado. Se sentía fatal.

Serena les alcanzó la carta para que pudieran elegir.

-Les daré un momento y les tomaré el pedido. -agregó con lo que le quedaba de voz.

-Vale gracias, maja -contesto Sara mientras comenzaba a leer.

Raúl estaba mareado, el mundo le daba vueltas. No podía no seguir a Serena porque eso significaría que jamás volvería a hablarle... Pero tampoco podría ir corriendo y que Sara monte un follón en pleno restaurante.

-Voy un instante al baño. -dijo antes de levantarse y caminar dentro, buscando a la castaña.

Serena estaba parada, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura cuando Raúl se acercó.

-Serena...

-No... No... Raúl... Por favor. Es mí trabajo. No me hables. Solo pídeme lo que quieres comer.

-Lo siento. Siento haberte mentido. Siento---

-Calla Raúl no voy a discutir aquí. ¿Ya vais a ordenar?

-Le he dicho que vendría...

-Es tu cita? O tu novia? -lanzo la castaña, fría.

-Serena deberíamos hablar bien...

-No me toques los cojones, hijoputa. Sabes qué? Olvídalo. No me interesa. Después de todo, no somos nada, no tenemos exclusividad. Ahora vuelve a tu mesa, ordena y terminemos con esta putada.

-Serena por favor hablemos bien y déjame explicarte todo, vale? Te contaré todo.

-Déjame en paz, estoy trabajando -replicó dejándolo atrás. A ella no le dañaba tanto que estuviera con otra tía sino que le haya mentido para poder tener la noche libre con una joven que evidentemente parecía querer. No le vas cogiendo la mano a alguien si no le tienes afecto, ¿no?

Raúl sintió por primera vez el miedo a perderla. Que puta mierda de sensación... Vale, era difícil sí, pero él se la había buscado. Tarde o temprano esas cosas siempre salían a la luz y él lo sabía... Estaba preparado para dejar de hablar con ella noche tras noche y encontrar el momento para verla? Creía que no. Una punzada de angustia lo atravesó.

<<Cobarde>>

Tenía razón, toda la razón.

Volvió a la mesa perdido, resignado.

-Estás bien? Te noto preocupado.

-Sí -contestó. -Tengo el estómago como una mierda pero ya pasará.

-En serio? Cómo no me has dicho? Quieres comer? -preguntó Sara.

-Pues no, la verdad... Pero a ti te apetecía comer algo aquí... Así que está bien, pediré algo liviano y ya está.

-Le preguntaré a la camarera...

-No hace falta, Sara, venga, elige algo y ya...

-Pero Raúl esto está escrito en griego! ¿Cómo voy a saber yo que es cada cosa?

Raúl suspiro. Estaba alterado. No podría aguantar la tensión mucho más. Sara llamo a Serena con un gesto.

-Sí, dígame, como la puedo ayudar? -preguntó la castaña observando a la rubia que acompañaba a Raúl. Joder, era una puta Afrodita... Que habría pocas mujeres así de hermosas por allí.

-¿Qué nos recomiendas como entrada?

-Pues... A mí personalmente me gustan mucho los Dolmadakia, son hojas de parra rellenas de arroz con carne aunque también tenemos el mismo plato sin carne en el caso de que seáis vegetarianos. Se sirven con salsa de huevo y limón. También hay tomates tostados rellenos...

-Perfecto, todo eso suena bien. Raúl ¿tú que deseas?

Raúl deseaba morirse muchas veces antes que seguir allí sentado. Raúl deseaba no haberla cagado, no haberla liado tan parda.

-Pues suena bien, sí.

-Deseais vino? zumo?

-Vino para mí...

-Para mí también, lo mismo.

-Vale.

Serena apuro el paso y se perdió en la cocina.

-Es maja, ¿no? -preguntó Sara, desconociendo que unas noches atrás su novio visitaba a la camarera en su casa para desnudarla y hacerle el amor.

Raúl no contesto.

-Creo que pediré una ensalada y ya está.

-Vale... Es que no te veo bien.

-No pasa nada, Sara, solo estoy mal del estómago... nada por lo que haya que preocuparse, venga vamos a disfrutar la noche.

Disfrutar... Él estaba demasiado lejos de disfrutar.

Un invierno en Barcelona (Auronplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora