Empotrao

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-Tía, en serio, que mira que he aprendido varias cosas acerca del puto embarazo. Cuando fue la última vez que te han empotrao? -preguntó su amiga preparando un poco de té en la cocina de Serena.

-Algo así como un mes... -contestó la castaña haciendo cuentas en su cabeza.

-Venga ya, y la regla?

-Pues tengo un retraso, pero es que no he sido muy regular últimamente...

-Joder, tía... ¿Y cuándo pensabas chequear qué no tuvieras un pancito en el horno?

-Zule, no es nada, de verdad. Es solo un retraso y ya.

-Tía lo mío también era un retraso y ya y mírame ahora, comprando ropa para críos.

-Mira, no creo que sea nada, Zule -afirmó Serena pero la verdad es que sentía flojas las piernas. No podía estar embarazada verdad? No del tío más hijoputa y mentiroso de España.

-Ya... Y dime, te has mareado? Náuseas? Flojera?

Serena no contestó, pero en su mente sí lo hizo. "Si a todo, la madre que me parió".

Zulema insistió.

-Tía, vas a hacerte una de esas pruebas de embarazo, iré a por una.

-Zule no! -imploró ella. Estaba asustada. No quería enterarse... Porque si cabía la posibilidad de estar preñada entonces significaba que tenía dos opciones: o no le decía a Raúl absolutamente nada y tenía un hijo sola o le decía a Raúl, y le cargaba con un crío de por vida, Sara se enteraría de todo y no solo se habría quedado sin madre sino que también se quedaría sin novio. Que puta mierda todo.

-Tía, con quién te has liado? Quiero decir, es de Miguel?

-No es de nadie porque no estoy embarazada, Zule. Tú sí que lo estás y tu estómago relleno busca hacerse amiguillos. Es tu imaginación.

-Y una polla, Serena. Tú me conoces más que nadie y sabes MUY bien que no hay tía más perspicaz y objetiva que yo.

-Igual las hormonas te han cambiado, no lo sé -rió la castaña tratando de distender la conversación.

Zulema no rió.

-Mira, tía, tú lo sabes. Yo no soy una niñata buscando amigas. Tú tienes síntomas, tienes las tetas como dos piedras y adivina que no tienes? La puta regla, Serena.

La morena había sido tan tajante como siempre, y tenía razón. Tenía todos los síntomas que ella había descrito y si, quizás su pecho estaba más sensible.

-Ha sido Raúl. -susurró Serena casi inaudible, con un poco de vergüenza.

Zulema rió a carcajadas.

-Pero no me jodas, Sere! ¿Me estás hablando en serio? ¿De verdad te has montado al tío ese, otra vez? -suspiró. -Madre de Dios...
¿Cómo cojones ha pasado? Pensé que ya no se veían... Joder, Serena...

-Pues... No nos veíamos pero un dia... Solo se apareció aquí diciéndome que me amaba... y no nos hemos cuidado demasiado bien.

-Tía ¿me estás hablando en serio? ¿Pero qué coño le pasa a ese tío? Y ahora te dejo preña' así sin más! hostia puta.

-Lo siento -dijo, como si hablara con su madre -No se en que estaba pensando.

-Pues tía, yo si, estabas pensando en su puta polla pero ya... Que todas cometemos errores vale? Mírame a mí.

-¿No lo has buscado tú?

-Que no... Simplemente ha sucedido... y ya... que tampoco es el fin del mundo.

-Zulema admiro mucho tu mente fría en estos casos pero déjame decirte que un niño no es una mascota que tú solo tienes y ya.

-Lo sé, joder, pero nada que no podamos hacer ¿verdad? Quiero decir, al menos nos tenemos a nosotras. ¿Y qué más da si no tiene padre? Tendrá una madre acojonante... Y un primo, o prima... Que nosotras somos hermanas.

Serena sonrió. No era todo tan malo, su amiga tenía razón. Que sí, era difícil, pero no imposible. Y qué si estaba embarazada? Las cosas suceden por algo.

-Bueno, vale, tienes razón, pero aún así es difícil.

-Pero no imposible.

Zulema tomaba su té. El embarazo era casi imperceptible.

-Iré a por una prueba de embarazo, que debemos enterarnos de algo, vale? -dijo levantándose -Sí estás preñada... Le dirás? A Raúl, digo.

Serena no supo que responder. No lo sabía. ¿Debería decirle? ¿Y arruinarle la vida? ¿La relación con la mujer que quería? Coño, que difícil era todo.

-No lo sé. Creo que no. -suspiró. -Venga ya, voy a hacerme la puta prueba.

-Ole, voy a coger una y vuelvo en un instante. -le contestó su amiga, poniéndose en pie. -Ahora mismo regreso, guapa.

Un invierno en Barcelona (Auronplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora