Bienvenido Otoño

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Esta vez sabía cómo había llegado Raúl a su cama. Habían aterrizado allí con mas conciencia. Si bien el vino había bastado para hacer que pierdan un poco el control, no había sido suficiente para que pierdan la conciencia.

Esta vez, ambos dormían cómodos, con las piernas entrelazadas, en una cama más grande que la primera vez.

Se despertaron tarde en la mañana ya que la maratón del cobardica duró hasta las 7 de la mañana. Cerca de las 11, Serena se acercó a la cama con dos tazas enormes.

-¿Y eso? -preguntó él, estirándose.

-Té de Ceilán con chocolate, tío, es la hostia. Prueba.

El rió, recordando esa fatídica última conversación vía WhatsApp.

-Pero que tía pija resultaste ser...

-Mas pijo serás tú. Prueba y calla ya.

-¿Siempre obligas a la gente a beber té por la fuerza? -preguntó sonriendo.

-Siempre que me pillan desprevenida en la escalera y me follan, sí.

-Vale -rió él. -Me parece justo.

Raúl dió un trago a la bebida mientras se sentaba desnudo en la cama.

-Tenías razón, joder, que esto está muy bueno. -dijo bebiendo más. -Tu amiga no entrará aquí en cualquier momento,¿verdad? No estoy preparado para un show de desnudos.

-Zule? Creo que sabe que estoy acompañada... igualmente he cerrado con llave.

Raúl se sonrió levantando una ceja y dejando el té en la mesilla de noche.

-Eso quiere decir que... Nadie puede entrar. -la alcanzó en un beso.

Ella rió, tomándolo por el cuello para besarlo.

-Eso mismo.

Él cogió su taza cómo había cogido su copa de vino la noche anterior y la apartó para luego reptar sobre ella.

-Y mira quién se ha despertado también -agregó ella acariciándolo.

Volvieron a sumergirse en la cama, con pasión, riendo. Hicieron el amor una vez más, silenciosos. Raúl sabía que lo que hacía estaba mal. Había ensayado muchas veces como explicarle a Serena que él en realidad TENIA una pareja estable. Quería mucho a Sara y sabía que se estaba comportando como un hijoputa con ambas... Pero cuando decidía terminar con todo, volvía a encenderse y no podía detenerse.

<<Cuánto más lo alargues será peor, Raúl>> pensó para si mismo mientras se movía dentro de la joven.

<<Cobarde>>

<<Al único cobarde que veo por aquí>>

Joder, sí que era un cobarde. No quería perder a Serena pero sabía que si no tomaba una decisión...

-¿Te encuentras bien? -preguntó ella al ver que le costaba llegar.

Raúl la miró a los ojos y la besó, mintiendo.

-Sí, es que no quiero terminar tan pronto.

Se besaron nuevamente y ella giró sobre su cuerpo para tomar el control y subir sobre él. Él se dejó ir y terminó en un gemido un tanto sonoro, a pesar de sus supuestos deseos.

En ese momento, alguien golpeó la puerta.

-Serena, estás despierta? Vamos a almorzar, baja ya, tía. -gritó Zulema.

Serena seguía moviéndose acompañando su momento cúlmine y no contestó hasta finalizar, también en un suspiro en el cuello de Raúl.

-Joder, Zule... ¡sí! ¡Bajo en un momento!

Raúl rió.

-Creo que la tía y hasta Dios mismo se han enterado que te viniste.

-Coño... Que también mira que oportuna es -se carcajeó. -He disfrutado mucho, Raúl... Pero... Si luego me vas a dar vueltas con que estás ocupado... Creo que deberías decírmelo ya, ¿sabes? -comentó Serena deslizándose fuera de la cama para vestirse.

Raúl la miró. Era increíblemente bella. La luz que se colaba por la ventana la iluminaba entera mientras se vestía.

-Pues... Serena yo...

-Serena!! El almuerzo, tía! Que se enfría!





Un invierno en Barcelona (Auronplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora