Vacaciones

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Raúl sintió no una, sino dos puñaladas frías en la boca del estómago. Quería vomitar, sentía que le faltaba el aire.

Sara rompió en llanto y lo evadió de sus pensamientos.

-Lo único que puedo pensar es que mi madre quizás nunca conozca a su nieto...

El joven seguía en shock, no podía ni cerrar la boca. Sara prosiguió, ante el silencio de Raúl.

-Pensé que podríamos ir de vacaciones a Galicia a ver a mís padres y contarles la gran noticia... ¿No crees? Nos ayudaría mucho, como familia ¿sabes?

El catalán se había quedado tan petrificado que no lograba contestar a ninguna de las cosas que Sara decía. La información le llegaba con retraso, como si estuviera a kilómetros de distancia... pensó que iba a desmayarse.

-Raúl, si te parece, podemos viajar la próxima semana... Nos quedaríamos dos o tres semanas... me gustaría mucho que mi madre comparta con nosotros en este momento.

Raúl asintió confundido, sin saber que contestar. Quería preguntarle cómo cojones se había embarazado si follaban tan poco, pero le pareció agresivo e innecesario.

-Raúl, ¿estás bien? Que vamos a tener un hijo, joder. -le dijo sonriendo.

Ella lo buscó en un abrazo, al que el castaño no le quedó otra opción que responder.

-Deberías ver tú cara, tío... Estás flipando, ¿no? Venga, deberíamos ir a celebrar, amor. -agregó ella con una risita.

Raúl asintió, pero se encontraba como en un estado de letargo.

-Voy a ducharme -le contestó e intentó arrastrar su cuerpo, que se negaba a cooperar. Sentía que las extremidades le pesaban veinte kilos más cada una, como si la vida se le hubiera derrumbado.

-Vale, avisaré a mama que vamos la próxima semana, si?

Él no contesto. Solo siguió caminando a un ritmo cansino y se metió en la ducha, donde no pudo hacer nada más productivo que llorar. La había liado tan parda que el nivel de angustia que cargaba en el cuerpo era demasiado para él.
No sabía con quién hablar. No podía hablar con Sara, tampoco podía hablar con Serena. No podía hablar con su madre ni mucho menos con su padre. Qué iba a decirles?
<<Mama, papa, he preñao a dos tías. Una de ellas es mí novia desde hace años y su madre está muriendo de cáncer, la otra es mi amante, con la que estoy liado desde hace meses. Que como la he conocido, dices? He salido una noche, me he puesto hasta el culo y hemos follado que te cagas. Que hermosa historia de amor, me cago en la puta.>>

Estaba tan hundido en la mierda que se había ahogado. Hacía solo unas horas atrás, tenía una decisión tomada y una felicidad que no le cabía en el pecho. Ahora, las cosas habían cambiado nuevamente, y no veía una salida. Ya no importaba a quien amara, ni lo que quisiera hacer, tenía dos niños en camino y una situación más compleja que era el no fallarle a Sara luego de tantos años de amor y amistad.

***

Serena también se duchó nuevamente pero a diferencia de Raúl no tuvo la necesidad de llorar durante el baño ya que se encontraba feliz. Las cosas habían cambiado para ella y su bebé. Haber hecho las paces con el catalán la ponía de buen humor (aunque haberse acostado con él toda la mañana también había influido).
Esta vez sí recordó llevar su camiseta y cuando volvió a su habitación se encontró con su propio reflejo en el espejo. Se sonrió, estaba feliz.

Zulema la interrumpió en sus pensamientos.

-Pero mira quién está sonriente, la princesa ha follao ¿eh?

La castaña carcajeó.

-Pero que dices, tía, ¡no me rayes!

Ambas rieron, divertidas.

-A que te ha hecho un gemelo, no? Venga vamos a comer algo. Me apetece mucho una pizza.

-Vale, suena bien. -contestó ella -gracias por dejarle dormir aquí sin asesinarlo, por cierto.

Zulema le abrazó.

-De eso nada, monada... Ahora dime... ¿Habéis hablado de lo que haréis o solo habéis tirado?

-Le dirá a Sara que está esperando un niño y que ama a otra mujer, o eso me ha dicho.

-Vale, vamos a ver si le dan los cojones. Así que amor, eh? Eso es fuerte.

-Yo creo que sí me ama, tía. Y yo lo amo a él... Las cosas que ha hecho pues... creo que tiene sus razones. No seas tan fría con él.

-Joder, Sere, yo no soy fría, ¿vale? Pero el tío no me la deja fácil. Quizás tú no lo veas porque el amor te nubla la vista, pero el chaval te ha engañado durante meses, porque le ha gustado follar contigo. Te ha hecho el cuento un buen rato y nunca ha dejado a la rubia...

Serena frunció el ceño.

-Tía ¿tú de qué vas? Ahora es diferente, vale? Estoy embarazada.

-Vale vale, guapa... pero yo no me fío de nada. No te digo que no la deje nunca pero que debes tener los ojos bien abiertos sí, colega.

Serena suspiró, quizás su amiga tenía razón. Quizás ella era demasiado confiada.

-¿Piensas que sólo ha venido a follar? Digo, porque... no sabes cómo follamos, tía. ¿Piensas que es sólo eso? -preguntó curiosa.

-Qué no lo sé, Seré. No tengo ni idea. Solo te digo que vayas con cuidado.

Un invierno en Barcelona (Auronplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora