Felices los cuatro

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Zulema aguardaba las tostadas prestando atención al relato de su amiga, que preparaba el café mientras le contaba todo lo que había encontrado de Raúl en internet y el encuentro con la pareja en Santorini.

-Joder, Serena, que puto asco. -lanzó preparando el desayuno.

-¿Xavier nunca te ha dicho nada?

-Nunca... Ni siquiera sabía que ese tal Raúl era una superestrella de internet.

-Me escribió luego de irse... Y es que no se que hacer, Zule.

-Pues mandarlo a tomar por culo me parece una buena decisión. ¿Qué espera ese capullo? ¿Que cantes "felices los cuatro" mientras lo esperas en micro bikini en la cama? Joder con los tíos, menuda mierda.

Serena rió y le alcanzó a la morena su taza de café.

-Mira, entiendo que esto es frustrante, pero un tío así no vale la pena. Por una puta vez deberías escucharme. Que no vale nada, Sere. Lloraras dos días, con un solo ojo. Y ya está, que no es la única polla de Barcelona, ¿sabes?

Serena asintió. No era tan sencillo. Raúl no era un tío que solo quisiera para tener cama, sino que realmente lo extrañaba. ¿Qué extrañaba? Si aún no había pasado ni un día... Lo que extrañaba era saber que ya no estaría en su vida y eso la angustiaba.

-Hostia, tía que te conozco más que a mí misma. Dime, ya, ¿qué es lo que sucede?

-Realmente me gusta Raúl... -confesó triste revolviendo su café. -Me siento bastante estúpida ahora mismo. Me he prendido de un tipo que ni siquiera conozco pero a la vez siento que realmente veía su escencia... Su personalidad real.

Zulema dio un sorbo a su café y la observó con ojos inquisidores.

-Lo sé, tía... Pero alguien que te miente y te oculta su vida no te quiere.

<<No te quiere>> pensó triste y agachó su mirada. Zulema la observó y suavizó su tono.

-Mira, siento si fui ruda al decírtelo pero piénsatelo, ¿vale? El tío ha mentido acerca de su novia y de su vida. Se le escaparon detalles como el que estaba en pareja hace años y que su trabajo era hacer videos de Youtube... Y qué era más famoso que el puto rey de España... Y todo eso, amiga mía, es su vida. Que te ha dicho? Que era médico? Que estaba solo en la vida? Menuda mierda, Serena.

Zulema le había sacudido con palabras con la típica dureza que la caracterizaba. Era una tía buenísima, pero fría como el hielo para ciertas cuestiones... Incluyendo el amor... O mejor dicho, especialmente para el amor.

Su visión era muy simple. Dos personas se quieren y se acompañan por un tiempo y eso es todo. No le gustaban las relaciones posesivas, ni tóxicas, ni celosas, ni nada... Y no le costaba terminar cualquier relación si le parecía que le estaba haciendo mal. Serena le envidiaba la capacidad de tomar distancia y actuar como si tuviera el corazón bombeando agua helada.

-Creeme. Esto dolerá tres días. Dos días lloras al tercero te levantas haces tu duelo y sigues con tu vida. Si te escribe, ignóralo... O bloquearlo también es una opción. Venga, arriba chiquilla.

Serena asintió, tenía razón.

-A la noche me quedo a dormir en el apartamento de Xavier, pero si no te sientes bien puedo cancelarlo.

-De eso nada, Zulema. Pásatelo bien.

-Vale... Ahora debo irme... Pero tú tranquila si?

Zulema despidió a su amiga y se fue, dejándola triste y confundida.
Después de todo, ella podía tener razón. Cómo podría quererla alguien que le había mentido en prácticamente todo? Que le había ocultado cosas y la había convertido en su amante sin decirle?

El día transcurrió normalmente, pese a que Raúl intentó llamarla... Y Serena decidió ignorarlo.

Lo que no pudo ignorar, fue el timbre de su casa cuando sonó sorpresivamente por la noche.

Un invierno en Barcelona (Auronplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora